La revolución fintech

13 de mayo de 2015
  • Las startups orientadas al sector financiero triplicaron el monto de inversiones captadas en los últimos dos años: de US$4 mil millones a US$12 mil millones. Todavía no parecen generar temor en los actores tradicionales pero ya deberían por lo menos haber despertado su curiosidad.

La industria financiera no tiene precisamente la mejor reputación, especialmente tras la crisis internacional que se desató en 2007-2008. Desde entonces, se siguen haciendo esfuerzos por introducir reformas que hagan que la actividad financiera sea más segura para los Estados (que son los que muchas veces terminan rescatando a las instituciones financieras en problemas) y para las famlias (que son las que depositan su confianza —y dinero—en ellas). 

Sin embargo, hasta hace muy poco no se consideraba como posible una revolución que haga a la industria financiera más eficiente y que la acerque más al cliente. Esta revolución difícilmente iba a venir desde dentro del sistema tradicional pues las entidades financieras estaban generalmente muy cómodas con las posiciones hegemónicas que mantenían en los principales mercados en los que operaban.

Hasta que llegó la tecnología a intentar conquistar mercados tan propios del sistema financiero tradicional como los pagos, el manejo financiero, los préstamos directos o peer to peer, entre otros. Según Goldman Sachs, los mercados que estas nuevas empresas financieras (o fintech startups) tiene un tamaño superior a los US$4 trillones. Dado este escenario tan prometedor, los inversionistas no quieren perderse la fiesta: por eso en 2013 invirtieron en estas empresas US$4 mil millones y, en el año 2014, comprometieron US$12 mil millones.

Muchas de estas empresas ya tienen años en el mercado y una historia relativamente larga de pequeños éxitos y fracasos, particularmente en el mercado de préstamos de persona a persona (o peer to peer—o p2p). Y, si bien están creciendo muy rápido, todavía son pequeñas comparadas con el enorme tamaño que todavía tienen los actores tradicionales. Por ejemplo, Lending Club, el líder mundial de p2p ha intermediado préstamos por US$9 mil millones, cifra que es bastante pequeña si se le compara, por ejemplo, con el saldo utilizado de tarjetas de crédito en Estados Unidos (US$885 miles de millones).

Sin embargo, lo que sí es cierto es que su aparición y alto crecimiento han motivado a los actores tradicionales a tomar algunas acciones: por ejemplo, los servicios de banca por internet o banca móvil que cada vez están siendo más promocionados por los bancos en Perú son una manera de los actores locales para protegerse frente al potencial ingreso de competidores más eficientes. Asimismo, el BBVA de España recientemente nombró como su nuevo gerente general a quien antes dirigía su banca digital. 

Ya sea que estas empresas terminen consolidándose y desplazando a los actores tradicionales o no, lo cierto es que el uso de la tecnología debería permitir bajar el costo de las transacciones financieras y de los procesos vinculados con estas como la calificación crediticia, así como expandir el tamaño de los mercados de las entidades financieras mucho más allá de lo que una red de agencias físicas puede hacer. Ojalá que pronto, los consumidores peruanos pueden beneficiarse de estas nuevas tecnologías.



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