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Nacido para inventar

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Artur Fischer registró más de 1100 patentes, siete más que Thomas Edison
12 de febrero de 2016
Red star
Por qué es importante
La empresa que creó hoy cuenta con 42 filiales, emplea 4 mil personas y vende sus productos en más de 100 países.

Mucha gente que ha logrado sobresalir por su talento, tiene un lado oscuro en su vida, una época que cuando la recuerda al paso de los años, le sabe mal y le genera cuando menos sentimientos encontrados.

Ese parece que fue el caso de Artur Fischer que siendo aun un adolescente se unió a las Juventudes Hitlerianas y posteriormente al ejército alemán con la esperanza de convertirse en un piloto. Su corta visión y falta de estudios se lo impidieron, así que solo pudo convertirse en mecánico de aviones. Más tarde, durante la guerra fue capturado y tomado como prisionero, después de lo cual regresó a Alemania en 1946.

Fischer acaba de morir a los 97 años en lo que hoy se conoce como Waldachtal en Alemania, según da cuenta New York Times en una nota sobre la cual se basa esta historia. Su padre era un sastre y su madre planchaba cuellos para ganar algo de dinero. Fue ella quien al ver la aptitud por la mecánica de su hijo, le habilitó en su casa un espacio de trabajo y le compró un juego de construcción.

Cuando regresó de la guerra empezó a trabajar haciendo encendedores en una empresa de ingeniería, hasta que dos años después fundó su propia compañía, el Grupo Fischer, que hoy cuenta con 42 filiales internacionales, emplea a 4 000 personas en todo el mundo y vende sus 14 000 productos en más de 100 países. Poco antes de fundar su empresa, en 1947 patentó su primer invento, un flash de cámara de fotos sincronizado.

A lo largo de su vida, logró registrar más de 1100 patentes, siete más de las que registró Thomas Edison. La mayoría de sus patentes estaban orientadas a brindar soluciones a problemas caseros sencillos como un seguro para tornillos con aletas anti rotación, kits de modelismo, portavasos con tapa retráctil, toberas de ventilación y material de juego de modelado comestible a base de fécula de papa, entre otros.

Fischer sentía pasión por dar solución a problemas sencillos y su éxito fue tal  en hacerlo que la Oficina Europea de Patentes le dio un premio por su trayectoria como inventor en el año 2014. Además de sus patentes, se hizo famoso por sus kits de Fischertechnik que son  juegos de bloques con motores eléctricos y células fotosensibles que los escolares usan para hacer robots, y los ingenieros para modelar prototipos.