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Estafas menudas, pero igual estafas

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El Institute for Global Food Security en el Reino Unido, se encarga de verificar que la comida que se vende sea lo que dice que es.
31 de marzo de 2016
Red star
Por qué es importante
El Instituto trabaja con un láser y una tecnología conocida como Reims para determinar qué es lo que verdaderamente se encuentra en un producto o de qué producto se trata en realidad.

Escuchas la palabra estafa y qué es lo primero que te imaginas. Si eres la clase de persona que le gustan las grandes películas de acción de Hollywood probablemente pienses en escenas excitantes con actores conocidos haciendo la estafa del siglo.O bien, podrías pensar en la enorme cantidad de casos de venta de propiedades inmuebles por quienes no tienen derecho a venderlas.

Sin embargo, para Chris Elliott, profesor de la Universidad de Queens y fundador del Belfast-based Institute for Global Food Security en el Reino Unido, lo primero que se le vendría a la mente son estafas asociadas a alimentos que no son lo que dicen que son.  Esto se debe a que Elliot se encarga de una institución que verifica que la comida que se vende sea lo que dice que es. En el artículo “The fight against food fraud” del Financial Times, sobre el que se basa esta nota, cuenta que dentro de su laboratorio trabaja con un láser y una tecnología conocida como Reims para determinar qué es lo que verdaderamente se encuentra en un producto o de qué producto se trata en realidad.

El negocio es sumamente efectivo, y es lógico. Por ejemplo, un consumidor promedio no sabe diferenciar con solo probar un alimento, el tipo grasa que contiene, así que confía en la empresa y lo compra sin asegurarse si es verdaderamente lo que dice ser.

Cómo dice el artículo “donde hay dinero, hay crimen, y donde hay mucho dinero, hay mucho crimen”. En otras palabras, donde hay negocio hay crimen. El caso de la comida, por sorprendente que parezca, es un negocio millonario porque existen mafias que se dedican a vender productos diciendo que son orgánicos, que no contienen azúcar, que están libre de grasas transgénicas, que no tienen bromato, o han sido producidos sin preservantes. Sin embargo, nadie sabe si realmente nos están diciendo la verdad.

Eso sí, cuando Elliott y su equipo descubren esas pequeñas estafas, nunca sacan comunicados, ya que de lo contrario estarían llenos de demandas.

En nuestro país, no hay una institución como la de Elliot, pero sí está el Indecopi donde se puede acudir cuando hay una empresa que publicita información falsa sobre sus productos: 100% natural, light con menos de 40% de calorías, y los productos no corresponden a esas características.

El asunto es que Indecopi es una vía administrativa. La pregunta es ¿cuántos de estos casos se tramitan como crímenes que son? Probablemente ninguno, dado que hay problemas más importantes para la policía y los fiscales. Pero, estafa es estafa, por más pequeña que parezca.