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Los antivacunas: tendencia peligrosa

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Un 2% o 3% es el porcentaje de padres que son antivacunas en la mayoría de los países.
04 de abril de 2016
Red star
Por qué es importante
En los últimos 200 años, las vacunas han acabado con enfermedades que antes mataban y nos ayudan a luchar contra otras que generan complicaciones de salud.

Por distintas razones, cada vez hay más personas que deciden prescindir de vacunar a sus hijos. Desde creencias religiosas, opciones de vida naturistas, o simplemente por algún tipo de creencia, cada vez hay más niños que se quedan sin vacunar.

The Economist hizo un artículo recientemente en su sección The Economist Explains (The Economist explica) llamado “Why vaccination rates in the West are too low”,  sobre el cual se inspira esta nota que daba dos datos importantes.

Primero, que estamos hablando de un 2% o 3% de padres en la mayoría de los países, los que toman esta decisión.

Segundo, que solo en los Estados Unidos, 700 mil niños recién nacidos se quedaron sin vacunar en 2013.

¿Qué ocurre? ¿Es que nos hemos olvidado del papel que jugaron las vacunas?

Solo en los últimos 200 años, las vacunas han acabado con enfermedades que antes mataban y nos ayudan a luchar contra otras que generan complicaciones de salud, en algunos casos, de por vida, como la poliomelitis, el tétanos neonatal, el sarampión, la rubeola, entre otras.

Todo parece indicar que es una mezcla de cosas la que está llevando a los padres a tomar la arriesgada decisión de evitar las vacunas. El problema es que su decisión puede tener consecuencias múltiples y más allá de su esfera personal, en la medida que sus hijos no pueden vivir aislados todo el tiempo, lo que puede convertirlos en una suerte de incubadoras de enfermedades que pueden afectar a muchas personas.

No todos los casos son iguales, también hay padres que más que objetores de conciencia o algo parecido, lo que hacen es demorar la vacunación a sus hijos para evitar sobrecargar sus organismos y optan por un cronograma diferente al que recomiendan los médicos para aplicar las vacunas. El problema en este caso es que no se informan de una manera debida y eso trae consecuencias irremediables respecto a la salud de sus hijos.

Las vacunas no son solo para los pequeños sino también para los adultos como las mujeres embarazadas y las personas de la tercera edad.

En la medida que las decisiones que tomamos sobre este tema no solo nos afectan individualmente, es importante que las personas sepan que si se sigue reduciendo el porcentaje de vacunación, podría ocurrir que vuelvan enfermedades que mataron en el pasado y que nos encuentre sin los recursos para atacarlas.

Los antivacunas pueden ser una tendencia muy peligrosa para el mundo