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Los opioides que se llevan a las estrellas

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En los últimos 15 años, se ha cuadruplicado el número de muertes por opioides de prescripción en los EE.UU.
09 de mayo de 2016
Red star
Por qué es importante
El problema con los opioides es que su consumo continuado produce tolerancia al mismo y ya no produce resultados similares por lo que se aumentan las dosis.

La semana que pasó se conoció que Prince, días antes de su muerte, había contactado con un médico para iniciar un proceso de rehabilitación por su adicción a los opioides, lo cual podría estar relacionado con la causa de su muerte.

La noticia ha motivado que otras personas del mundo del cine y de la música hablen de sus propias experiencias de estas mismas drogas como ha sido el caso de Jamie Lee Curtis, lo cual pone en evidencia lo extendido que puede estar su consumo. Precisamente, eso es lo que plantea un artículo de Quartz, denominado Opioids aren´t the most dangerous drug to go throuugh withdrawal from, sobre el cual se inspira esta nota.

Los opioides se usan para calmar dolores fuertes y lo hay desde los que provienen de los propios alcaloides de opio como la morfina, los semi sintéticos como la heroína y la oxicodona y los completamente sintéticos como la petidina y la metadona.

De acuerdo a las cifras que cita el artículo de Quartz, en los últimos 15 años, se ha cuadruplicado el número de muertes por opioides de prescripción en los EE.UU., a causa de sobredosis accidentales.

Esto ocurre porque a medida que los fármacos se consumen continuamente, se produce una tolerancia al mismo y ya no produce resultados similares que al principio, lo cual obliga a los pacientes consumidores a aumentar las dosis.

Lo curioso es que dejar de golpe esta droga, es tan malo como la abstinencia del alcohol o quitar las benzodiacepinas que es el compuesto del que están hechos el Valium o el Ativan, cuyos síntomas pueden ser hasta más fatales que los opiáceos mismos.

En estos casos, es imprescindible que los médicos acompañen a los pacientes para asegurarse que no tenga consecuencias fatales.

A diferencia de lo que ocurrió con Prince, Jamie Lee Curtis, de 57 años, lleva 20 años limpia de esas drogas, luego de depender de ella durante 17 años creyendo que esos fármacos mataban el dolor físico y el emocional que la embargaba. Por eso, advierte que se tiene que hacer algo para evitar que más artistas puedan sucumbir en ese mundo del cual es muy difícil salir como ocurrió con Prince.

Lo positivo de estos testimonios es que permite ponerle un rostro a esta lucha que debe emprender la sociedad contra estas drogas que vienen disfrazadas en prescripciones, de las cuales muchas veces se abusa.