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Robar para comer ¿crimen o supervivencia?

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Roman Ostriakov, un ucraniano de 30 años, es el indigente que fue condenado por robar salchichas y queso por valor de USD 4.50.
10 de mayo de 2016
Red star
Por qué es importante
La Stampa ha señalado que nadie debe morir de hambre. Otros medios han advertido del absurdo que una causa de USD 4.5 ocupe el tiempo de la justicia por cinco años.

Históricamente siempre se ha cuestionado la criminalización del hurto famélico cuando se pasa hambre, y son cientos de historias en películas y obras literarias en las que se describen los estados de desesperación que llevaron a sus protagonistas a robar para comer o dar de comer a su familia.

Por ello, resulta especialmente relevante que un Tribunal Supremo de Casación de Italia haya establecido que no es un crimen robar pequeñas cantidades de alimentos para comer. Así lo plantea un artículo de HNGN, titulado, Italian Court Rules The Hungry Shouldn't Be Punished For Stealing Small Amounts Of Food, sobre el que se inspira esta nota.

La decisión es resultado de una demanda contra un indigente de 30 años, de origen ucraniano y de nombre Roman Ostriakov, intentó robar salchichas y queso por valor de USD 4,50 de un supermercado en el que solo estaba pagando palitos de pan. Como consecuencia de esta acción fue declarado culpable y condenado a seis meses de cárcel con una multa de USD 115.

Inmediatamente este caso generó controversia en la población e incluso el Ministerio Público apeló por un detalle técnico porque Ostriakov fue condenado por robo, sin embargo, fue atrapado antes de salir de la tienda y en todo caso debía considerarse tentativa de robo.

Ahora, la decisión del Tribunal es rechazar la condena por robar para satisfacer una necesidad vital porque eso no es delito.

La decisión se sustentó en que Ostriakov estaba en un estado de necesidad y eso se observó en las circunstancias en que se le incautó la mercadería. Además, los jueces señalaron que el derecho a sobrevivir prevalece sobre la propiedad, en un contexto de dificultades económicas.

Esto convierte la sentencia en histórica, correcta y permanente. En una editorial del diario La Stampa se alabó la decisión porque en un país civilizado nadie debe morir de hambre. En el lado contrario, muchos han cuestionado que un caso de USD 4.5 se haya demorado cinco años en resolverse y que siendo un país con tantos casos de corrupción debería haber una manera de discriminar cuáles son los casos que ocupan el tiempo de los tribunales.

Como se sabe en otros países los montos de dinero involucrados en los robos se usan como referencia para establecer en qué casos estos incidentes deben llegar a ser judicializables. En cualquiera de los casos, es bueno saber que Roman Ostriakov está libre y ojalá que la difusión de su caso haya permitido que surja alguna oportunidad de trabajo que le permita no tener que robar para comer.