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La reinserción es posible

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En los EE.UU. dos tercios de los criminales que dejan la cárcel reinciden en los tres primeros años después de salir de la cárcel.
31 de mayo de 2016
Red star
Por qué es importante
Norman tenía problemas de socialización por lo que se refugió en los narcóticos para luchar contra sus demonios consumiendo y comercializando.

En medio de un proceso electoral en el cual los candidatos a la presidencia tienen opiniones divididas sobre el lugar donde se deben construir cárceles para deshacinar las que actualmente existen, valdría la pena igualmente, preguntarse si no sería también buena idea pensar en tener programas de reinserción para quienes salen de prisión.

No tenemos cifras sobre los niveles de reincidencia de las personas que estuvieron en prisión, pero es probable que sean muy parecidas o quizá más dramáticas de lo que son en los EE.UU. En dicho país, como se señala en un artículo de la CNN denominado “Ex-drug dealer gratuates at age 67 from Columbia”, dos tercios de criminales son arrestados otra vez por un nuevo crimen entre los tres primeros años después de cumplir su  condena previa, y tres cuartos son arrestados entre los primeros cinco años, de acuerdo al Bureau of Justice Statistics (Estados Unidos).

Por ello, es noticia cuando alguien logra reinsertarse en la sociedad, como ha sido el caso de David Norman, quien luego de cumplir distintas penas en prisión y luchar contra la adicción a la heroína, se graduó recientemente del Columbia University of General Studies, un programa especial para ayudar a estudiantes no convencionales que quieren seguir una educación tradicional, a la edad de 67, siendo el de mayor edad en lograrlo de su promoción de 547 estudiantes.

La historia de Norman, como el mismo la relata, no ha sido un cuento de hadas. “Desde muy pequeño fui muy tímido y me enseñaron a no mostrar mis sentimientos”, comentó en una conferencia de prensa en la Universidad. Por ello, se refugió en los narcóticos para relacionarse socialmente, los cuales consumía y comercializaba.

En 1995, Norman cumplió su última sentencia por homicidio involuntario. Después de eso de eso, encontró trabajo como voluntario en un programa dirigido a la reinserción de exconvictos a la sociedad, y tal como señala, ese trabajo cambió su perspectiva sobre lo que podía hacer con su vida y decidió dedicar su tiempo a trabajar en pro de algo más grande que el mismo.

Norman ha estado sobrio por veinte años, lo cual le ha permitido graduarse en Filosofía, trabajar como asistente en Columbia University Mailman School of Public Health y continuar como mentor para los convictos.

“Cuando cambió mi perspectiva, cambió mi vida. Lo que sea que ocurra fuera, debe empezar dentro”.

Casos como este demuestran que nunca es tarde para tomar las riendas de su vida y empezar a tomar las decisiones correctas.