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Hay que dejar que lloren

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Los padres sienten una inclinación natural de sostener a sus hijos hasta que estos dejen de llorar para dormirse.
01 de junio de 2016
Red star
Por qué es importante
El estudio señala que controlar a los bebes hasta que se duerman es la forma menos efectiva de hacer que duerman.

Uno de los mayores problemas que enfrentan los padres primerizos es el llanto de los pequeños cuando tienen hambre, cuando tienen sueño, o simplemente porque quieren estar en los brazos de mamá o papá. La mayoría de estos sucumben ante el llanto de estos pequeños manipuladores y los levantan hasta que dejan de llorar porque les da pena y porque el resto de la casa quiere dormir.

Sin embargo, un nuevo estudio señala que dejar que los bebés lloren hasta que se duerman es algo bueno. El estudio se llama “Child and Adolescent Sleep Clinic” y fue publicado en el portal de la Universidad de Flinders, según informa el artículo de Deseret News “Study: It is harmless to let babies cry themselves to sleep”.

Como decíamos antes, los padres sienten una inclinación natural de sostener a sus hijos hasta que estos dejen de llorar para dormirse. Algunos manifiestan miedo de que, al no hacer esto, aparezcan problemas en el futuro del niño. Sin embargo, el estudio ha logrado demostrar que esto simplemente no es verdad y que, además, controlarlos hasta que se duerman es la forma menos efectiva de hacer que duerman.

Los investigadores llegaron a esta conclusión gracias a un experimento en el que se les pidió a 43 parejas con hijos entre 6 y 16 meses que monitorearan a sus hijos de distintas formas antes de dormir. Al primer tercio se le pidió que pusieran a sus hijos en cama y salieran de la habitación y regresaran luego de una extensa cantidad de tiempo pasara. Al segundo tercio se le pidió que pusieran a sus hijos en cama a prácticamente la misma hora todos los días, a ellos se les permitía quedarse en la habitación hasta que el bebé se durmiera. Al último tercio se les dijo que controlaran a su hijo como prefirieran hasta que durmiera.

Lo sorprendente fue que, si bien en los dos primeros casos el bebé lloraba hasta quedarse dormido, a la larga el tiempo que se demoraba hasta quedarse dormidos se reducía. Específicamente en 15 y 12 minutos, respectivamente. Además, midiendo los niveles de cortisol en la saliva, se descubrió que usar estos métodos no provocaba estrés al niño, sino que era mejor para él.