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Los países pobres y los opioides

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Unas 69 mil personas mueren cada año por sobredosis de opioides en el mundo, según la OMS.
07 de junio de 2016
Red star
Por qué es importante
El 92% de la morfina usada en el mundo, se consume en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Austria y Europa occidental.

En las últimas etapas de enfermedades terminales sobre todo con cuadros degenerativos que provocan intensos dolores, los médicos prescriben morfina a los pacientes para que puedan lidiar con los fuertes dolores que padecen y que otro tipo de medicina convencional ya no es capaz de mitigar.

La morfina solo se administra por prescripción y en muchos centros de salud, solo puede ser administrada por lo que se denominan las áreas de Terapia del Dolor. Sin embargo, existen otras alternativas para aliviar el dolor que se producen a partir de derivados del opio. De acuerdo a un artículo de The Economist, denominado The mismanagement of opioids, estos analgésicos, a diferencia de otros, son muy efectivos y de bajo costo (USD 2 o USD 5 por cada dosis) y son usados principalmente en países desarrollados para aliviar diferentes tipos de dolor.

El problema es que parece haberse descontrolado su prescripción en países como Estados Unidos, Canadá y otros donde han sido empleadas por décadas, y donde ahora hay muchas personas se han vuelto adictas a los opioides. Por esta razón, el gobierno de los EE.UU. ha decidido aprobar 18 leyes relacionadas con la prescripción, comercialización y consumo de opioides, para evitar que más gente siga muriendo por sobredosis, debido a que solo en 2014, murieron 20 mil personas.

Según un informe de la OMS, se estima que en total 69 000 personas mueren en el mundo cada año por esta misma razón. Así mismo, se estima que 15 millones han desarrollado una dependencia hacia estas drogas, de las cuales solo el 10% es tratado para combatir esta adicción.

El artículo publicado por The Economist también menciona que el International Narcotics Control Board, organismo independiente que supervisa la implementación de los parámetros de las Naciones Unidas respecto a las drogas, calcula que el 92% de la morfina usada en el mundo, se consume en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Austria y Europa occidental.

El panorama es diferente en los países en desarrollo. Aquí, las personas deben luchar para recibir una pequeña dosis de morfina para aliviar el dolor en casos de enfermedades terminales. En Armenia, por ejemplo, solo los pacientes de cáncer pueden acceder a la morfina pero para eso deben llenar una serie de formularios en diferentes Ministerios. Esto se debe en parte a la “guerra de drogas” de Estados Unidos, la cual obligó a los países pobres a implementar leyes más restrictivas que las que proponen las Naciones Unidas.