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Esperanza para África

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En 1980, Etiopía, Mali y Nigeria tenían una esperanza de vida de 45 años. Sin embargo, para el 2015 la esperanza de vida subió a 64, 58 y 62 años, respectivamente.
15 de junio de 2016
Red star
Por qué es importante
Hans Rosling señala que hay que dejar de ser tan pesimistas respecto al crecimiento de África.

La mayor parte de noticias que conocemos del continente africano, dan cuenta de problemas a nivel sanitario y de acceso a agua, de hambre, de epidemias, entre otros. Sin embargo, como también hemos dicho en anterior ocasión, que está trabajando fuertemente en superar muchas brechas que condenan a dicho continente, a tener las peores estadísticas en desarrollo humano.

Uno de los sectores donde se están realizando los mayores esfuerzos es en salud, según cuenta The Financial Times, en un artículo titulado “A message of hope for Africa in statistics¨.

¿A qué se refiere?

Como se sabe,  hay dos indicadores de salud de todo un país que siempre se revisan para darse una idea de cómo está en salud. Por un lado, la esperanza de vida y la tasa de mortalidad de niños. En 1980, Etiopía, Mali y Nigeria tenían una esperanza de vida de 45 años, una realidad terrible si se compara con Estados Unidos, cuya esperanza de vida en aquel entonces era de 70 años. Sin embargo, para el 2015 la esperanza de vida subió a 64, 58 y 62 años, respectivamente.

Por otra parte, en Guinea y Mozambique morían 175 de cada 1000 niños en 1980. Ahora, el número se ha reducido a 61 y 57, respectivamente.

Todavía están lejos de las cifras propias de los países desarrollados, pero muestran que al menos están en el camino correcto.

¿Qué significa esto?

Hans Rosling, experto en salud y creador de Gapminder, que ha sido citado en el artículo, “dice que somos demasiado pesimistas respecto al crecimiento de África¨.

Para este, África ha sido un continente pobre durante años y todos lo sabemos. Además, estas estadísticas no han cambiado mucho en otros países del mismo. Sin embargo, no deja de ser una buena noticia lo que ha ocurrido en esos tres países. Esto se debe a que la salud y el crecimiento de un país suelen estar relacionados, y suelen moverse en tándem, según advierte también el artículo.

Bajo esta teoría, si la salud en un lugar aumenta, suele ocurrir que se reduce el número de hijos por hogar, permitiendo que las madres se concentren en mejorar la salud de los pocos hijos que tienen y de esta forma se mejora la calidad de vida en general.

Por tanto, podríamos decir que la respuesta ante la pregunta: “¿Cómo ayudar a África?”, es clara. Invertir en colegios, en sistema sanitario y en salud, y eso es difícil en un contexto de conflicto y violencia que debe acabar.