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¿Niñeras digitales?

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Hoy en día las tabletas y los smartphone se han convertido en niñeras digitales con consecuencias controvertidas.
15 de junio de 2016
Red star
Por qué es importante
La posición más razonable parece ser la que promueve buscar un balance que capitalice lo mejor de la tecnología para el desarrollo cognitivo con el contacto con el mundo exterior.

Hoy en día no es nada raro ver a un niño, por más que este tenga apenas 3 años, con un dispositivo digital en sus manos.  A corta edad son capaces de manejar una tableta mejor de lo que pueden colorear. Los padres, en muchas ocasiones, no tienen tiempo para supervisar a los menores adecuadamente y es aquí donde hace su entrada la niñera digital, llámese televisor, celular o tableta. Sin embargo, muchos temen que esto pueda generar problemas en el desarrollo cognitivo de los niños.

Al respecto un reciente artículo de Quartz, titulado “Smartphones won’t make your kids dumb. We think”, señala que algunos estudios indican que el uso de estos aparatos no es completamente nocivo para el crecimiento de los pequeños y que, por el contrario, podría ser empleado para potenciar sus capacidades y habilidades.

En el 2011, solo 10% de los niños menores de dos años tenían dispositivos electrónicos, pero para 2013, la cifra se cuadruplicó aproximadamente.  Desde el lanzamiento del iPad, seis años atrás, los estudios realizados no han logrado abarcar ampliamente el espectro en cuanto al efecto que tiene la exposición a tabletas y smartphones a largo plazo. Los expertos en el asunto consideran preocupante la posibilidad de que el uso de estos dispositivos esté generando cambios en el cerebro de los niños, afectando su capacidad de atención, control motor, habilidades de lenguaje y su visión.

A pesar de la poca información disponible al respecto, algunas cosas sí se conocen. Muchos expertos concuerdan en que exponer a los niños a tiempo frente a televisión pasiva (programas o películas) es entretenido pero es una experiencia pobremente educativa. Así mismo, que haya un vídeo o televisión encendida mientras el niño está realizando alguna otra actividad impacta negativamente la capacidad de atención, además de disminuir los momentos de interacción padre-hijo que, a la larga, afecta el desarrollo del lenguaje.

Por otro lado, la exposición excesiva a las pantallas genera  sobre estimulación en el niño, lo cual tiene repercusiones no solo en su capacidad de concentración sino también con los niveles de ansiedad que pueda presentar, llegando a afectar incluso las horas y calidad de sueño en los menores.

El secreto, señala el artículo, se encuentra el balance. Existen aplicaciones móviles que contribuyen al desarrollo cognitivo, pues ponen a prueba la capacidad lógica de los niños. El uso de estas herramientas son recomendables pero no se debe perder de vista el contacto con el mundo exterior. No dejemos que los pequeños entierren las narices en una pantalla, lo cual tiene repercusiones cognitivas y físicas (mala postura, problemas de visión, entre otros), e impulsémoslos a salir y jugar con otros niños. No hay mejor aprendizaje que el que se obtiene de la experiencia real de la vida.