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La ambigüedad en la religión

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La Encíclica "Amoris Laetitia" ha generado diversas interpretaciones sobre lo que el papa quiso decir sobre las personas divorciadas.
18 de julio de 2016
Red star
Por qué es importante
Muchos católicos están más cerca de la posición de una iglesia que demuestra que el perdón es la base de la Fe y que todos son bienvenidos, no para ser juzgados, sino comprendidos.

En el año 2005, Joseph Alois Ratzinger fue nombrado Papa desde la ciudad de Vaticano, pero poco antes de cumplir 8 años como Pontífice, Benedicto XVI como fue apodado, renunció a su cargo. En marzo de ese año, luego de un proceso electoral, Jorge Mario Bergoglio, o Francisco como escogió ser llamado, argentino de nacimiento, fue elegido como el nuevo Papa, el primer latino. Bergoglio se ha convertido en un ejemplo de vida humilde, aproximándose más a sus fieles por medio de su lenguaje sencillo. Por otro lado, Francisco se ha decidido tratar causas nuevas para la Iglesia, pero que responden a la coyuntura social actual.

Luego de sostener dos sínodos (reuniones de las principales autoridades de la Iglesia Católica para tratar temas específicos que versan sobre la fe y las prácticas cristianas), Francisco publicó en abril de este año la encíclica (carta solemne que el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos adoctrinando en cuestiones de fe o de costumbres) “Amoris Laetitia”. En este escrito, Francisco hace referencia a la vida en familia y particularmente al matrimonio, pero no deja un mensaje claro acerca de la postura que la Iglesia adoptará frente a la figura de personas divorciadas y aquellos que han decidido volver a casarse.

A raíz de la publicación de esta carta, en Estados Unidos, dos importantes obispos ensayan interpretaciones para las palabras del Santo Pontífice. Sin embargo, sus lineamientos son distintos, lo cual ha despertado la preocupación de las máximas autoridades del país, quienes ya han puesto en marcha la organización de un comité que defina el camino a seguir, de acuerdo  al Washington Post en su artículo “Pope Francis urge mercy toward divorced Catholics. Now bishops are deciding what that really means”.

Los católicos divorciados y aquellos que deciden volver a casarse (por civil, por supuesto), de acuerdo a la doctrina católica común, quedan excluidos de la Comunión (principal sacramento de la religión), al igual que las parejas que viven juntas sin contraer matrimonio y las parejas del mismo sexo. No obstante, el nuevo escrito de Francisco podría significar un mensaje de recibimiento para estas personas.

Charles Chaput, Arzobispo de Filadelfia, señaló que según su interpretación de la Encíclica, los divorciados podrían practicar la Comunión solo si se abstienen de mantener relaciones sexuales. Además, apoyó el mensaje del Papa sobre la persistencia que los sacerdotes deben tener para no abandonar a aquellos que no han cumplido las normas de la religión pero que desean ser parte de la Iglesia. Chapuz ha sido convocado para formar parte de la comisión encargada de definir los nuevos lineamientos para las arquidiócesis estadounidenses.

Por otro lado, el obispo de San Diego, Robert McElroy, ha adoptado una postura diferente frente a las palabras del Papa, señalando que se debe trabajar mucho más para que las parejas se sientan invitadas a contraer matrimonio, demostrándoles que este sacramento no proviene de la idea de un mundo ideal, sino que es aplicable a la vida real. McElroy ha convocado una reunión en sus diócesis para discutir acerca del documento papal, asegurando que cada parroquia será representada.

Para muchos, el escrito de Francisco invita a los obispos y sacerdotes a ser pacientes y cumplir con su función de guías, no cerrando las puertas de sus iglesias a aquellos que no han cumplido las normas cristianas, sino demostrando que el perdón es la base de la Fe y que todos son bienvenidos, no para ser juzgados, sino comprendidos.