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El anti-consumo

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En 2013, 13% de los productos ya tenían etiquetas que señalaban que no contenían algún ingrediente.
10 de junio de 2015
Red star
Por qué es importante
Las empresas enfrentan cada vez una mayor demanda de los consumidores por conocer los ingredientes de lo que compran.

Un concepto que aparece frecuentemente en la etapa previa a los procesos electorales es el del “anti-voto”. El “anti-voto” se refiere a una decisión que no es la óptima pero que se toma por que la alternativa es incluso peor. Inicialmente, esto no quiere decir que las personas no tengan perfectamente claro qué es lo que desean. Simplemente lo que ocurre es que aquello que demandan no forma parte de las alternativas sobre las que debe elegir. Sin embargo, mientras más extendido se hace el uso del “anti-voto”, el elector puede llegar incluso a perder la perspectiva respecto de qué es lo que quiere realmente. 

¿Es el ámbito político el único en el que las personas nos vemos obligados a tomar este tipo de decisiones? No. Según una reciente investigación del International Food Information Council, las búsquedas de compra de un consumidor a veces están muy influidas por aquello que no desea consumir. 

Para llegar a esta conclusión, se encuestó a consumidores acerca de sus hábitos de compra. Los resultados más importantes fueron los siguientes:

  • al menos la mitad de los encuestados señalaron que buscan reducir su consumo de sal y azúcar en general; 
  • entre 47 y 49% prefieren no consumir productos con muchas calorías, agregados de fructosa y grasas saturadas;
  • una tercera parte rechaza los conservantes; 
  • un 20% rechaza los colorantes en los alimentos; y 
  • casi el 15% prefiere todo lo que está libre de gluten. 

Según el estudio, este comportamiento se acentúa en mujeres alrededor de los 43 años con hijos en el hogar, las cuales buscan en sus compras adquirir productos predominantemente saludables, es decir, que lleven etiquetas que los señalen como naturales; orgánicos; libres de gluten, sabores artificiales, conservantes o preservantes, azúcares añadidos, grasas saturadas, antibióticos, hormonas, entre otros.

Las empresas han tomado nota de esta tendencia y no han tardado en reaccionar. En 2013, aproximadamente el 13% de las presentaciones mundiales de alimentos y bebidas incluyó alguna indicación que señalaba que el producto no contenía ciertos ingredientes. Algo así como cuando se ofrecen panetones “sin bromato, yogures con “0% de azúcar” o lágrimas naturales para los ojos “sin preservantes”.

Con consumidores que cada vez piensan más en los ingredientes cuando van de compras, sin duda es de esperar que hacia futuro las decisiones de compra se tomen influidas por ese deseo de buscar aquello que brinda salud. Por supuesto que no faltan los expertos que señalan que muchos de los consultados ni siquiera conocen el verdadero significado de las etiquetas o de las menciones que se añaden a los alimentos que se venden y que pueden hasta estar confundidos sobre los mismos.

En cualquier caso, lo que sí es cierto es que es un hecho que no habrá una marcha atrás en la proliferación de este tipo de consumidores que se fijan más en los ingredientes que quieren que no estén incluidos que en aquellos que finalmente terminarán por consumir.