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Lo que necesitan los hijos adolescentes

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No todos los adolescentes necesitan lo mismo.
15 de agosto de 2016
Red star
Por qué es importante
El momento más difícil es entre los 13 y 14 años cuando los chicos son sensibles frente a las opiniones del resto.

Cuando uno tiene un hijo que se acerca a la adolescencia, empieza a preguntarse cómo prepararse, qué hacer y qué no para superar esta etapa con éxito y apoyarlo de la mejor manera.

Un artículo de The New York Times, titulado “What Teens Need Most From Their Parents”, plantea que lo primero que hay que tener en cuenta es que no todos los adolescentes necesitan lo mismo.

Según el artículo, una gran cantidad de nuevos estudios realizados a cerebros de adolescentes durante diferentes momentos de esta etapa muestran cuatro momentos en los que sus formas de ser cambian. En estos puntos claves experimentan un desarrollo en sus habilidades intelectuales, sociales, y emocionales.

El primer momento clave es entre los 11 y 12 años de edad. En este momento, los adolescentes pueden sufrir el retraso de sus habilidades en ciertos aspectos, como el espacial o en el razonamiento. Las partes del cerebro encargadas de la memoria o de proyectar tareas y actividades aún no han madurado. Por ello, se recomienda ayudar y enseñar a los adolescentes a organizarse. Quizás las formas tradicionales no le sirvan a algunos, por lo que pueden servir también aplicaciones que ayuden a conseguirlo.

El segundo gran momento de la vida adolescente es entre los 13 y los 14 años. Este suele ser un momento especialmente complicado en la vida de los padres y adolescentes. Esto se debe a que este suele ser un momento caracterizado por las emociones. Los chicos son sumamente sensibles ante las opiniones del resto, sin embargo, sus habilidades sociales no les permiten comprender aún que es lo que sus contemporaneos desean. Esta combinación hace su vida especialmente complicada. El artículo recomienda a los padres que les enseñen a sus hijos a elegir amigos por sus intereses y no por su popularidad, para que puedan acompañarlos durante este proceso de estrés.

El tercer momento clave es entre las edades 15 y 16. En esta, las posibilidades de tomar decisiones riesgosas aumentan de manera dramática. Los hijos están más dispuestos a beber alcohol, viajar en carro con un conductor irresponsable, y hasta robar. “Sus receptores de recompensa se encuentran a flor de piel”, explica el artículo. Por ello, recomiendan haber desarrollado para este momento buenas amistades, además de ser cariñosos y comprensivos con los hijos en vez de darles la contra constantemente. Los hijos criados de esta forma se ven menos atraídos a decisiones riesgosas.

Finalmente, es entre los 17 y 18 años de edad en la que estos procesos hormonales se calman. Los adolescentes se preparan para la juventud y quienes se inclinarán por las actividades intelectuales, se volverán más inteligentes. Los cerebros se desarrollan de gran manera. Además, pueden ser más ordenados, fríos en sus decisiones, y en general, más conscientes de ellas. También aprenden a controlar sus emociones y la toma de riesgos.