Delincuencia y la demolición de zonas peligrosas

Por más de una década, los criminales más peligrosos de Bogotá encontraron en el corazón de la capital colombiana el espacio perfecto para realizar sus fechorías. El sector conocido como Bronx, ubicado a tan solo a ocho cuadras de la Plaza de Bolívar, Plaza Mayor, que reúne las sedes de las principales instituciones gubernamentales, entre ellas el Palacio de Justicia, el Capitolio Nacional (Congreso) y la Casa de Nariño (Casa de Gobierno), se convirtió en el foco más importante de delincuencia.

En mayo de este año, la alcaldía de Bogotá llevó a cabo un intenso operativo de 72 horas, del que participaron alrededor de 2500 soldados y efectivos policiales para recuperar la zona y desalojar a todos sus habitantes. Se logró liberar a más de 140 niños sometidos a prostitución, 595 personas en condición de esclavas y una turista holandés que había sido secuestrada. Además, se capturó a 13 supuestos miembros de bandas criminales y se incautaron 30 armas de fuego, 100 mil paquetes de droga y un túnel empleado por traficantes de droga que conectaba una vivienda dentro del sector con una tienda local, según la Agencia de Noticias Xinhua, en su artículo “Demolition of crime-ridden street begins in Colombian capital”.

Tres meses después, las autoridades han iniciado el proceso de demolición de la zona como parte de un proyecto de reconstrucción y mejora de la ciudad. El Bronx será convertido en un nuevo centro comercial que permitirá, en palabras del Alcalde Enrique Peñalosa, continuar brindando mayor seguridad a la ciudadanía y restaurar espacios públicos. Para ello, se invertirán alrededor de USD 11.6 millones en la obra que tomará un año construirse.

Algunos especialistas señalan que los resultados podrían no ser los esperados y la ciudadanía también expresa su disconformidad con la forma de afrontar el problema de delincuencia en la capital, según señala un artículo de BBC, titulado “Colombia razes notorious Bronx slum in capital Colombia”. Y es que los crímenes no se han reducido en la capital, por el contrario, muchos de los antiguos habitantes de la zona, ahora operan en distintos puntos del centro de la ciudad, generando una mayor extensión en sus redes criminales y expandiendo los efectos de sus acciones.

El mensaje detrás de este caso es que las medidas que se tomen para afrontar el crecimiento de la delincuencia tienen que combinar aspectos sociales y de seguridad, lo que significa que demoler la zona de delincuencia no acabará con esta por arte de magia.