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El Egipto que ya fue

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El Egipto de hoy, ya no es más el país reconocido por obras como las Pirámides o la Esfinge, ni por su aporte a la escritura.
12 de septiembre de 2016
Red star
Por qué es importante
El mal funcionamiento del sistema económico está pasando factura al país, por lo que se estima que las ineficientes medidas suponen un costo de USD 860 millones por año

Para muchos es difícil entender cómo la cultura de los faraones, aquella que construyó las Pirámides y la Esfinge que hoy se han convertido en grandes atractivos turísticos, o aquella que es reconocida por su aporte a la escritura y sus métodos para contar, se haya convertido en una cultura debilitada por la corrupción y compleja de entender y gobernar.

Precisamente, eso es lo que plantea un interesante artículo de The Economist, titulado “Of bread, bribes and fungus” que explora algunos de los problemas que se están manifestando en la economía egipcia.

Para ejemplificar la forma en la que la economía funciona, el artículo analiza el procedimiento que existe para negociar el trigo. Los principios del mercado son sencillos, si tienes mucho de algo, véndelo en el extranjero, si tienes poco y necesitas, cómpralo del extranjero.

A esta fórmula básica, la gran mayoría de países le añaden algunos matices. El problema con Egipto es que las reglas que dictan en muchos casos son ridículas o inalcanzables.

Por ejemplo, en el caso particular del trigo, normalmente se admite la comercialización de este con un 0.5% de cornezuelo, el cual es un hongo dañino. Recientemente, las autoridades, han establecido que solo ingresará el trigo que no presente restos del hongo, lo cual es imposible en la práctica.

El sistema de exportación e importación está lleno de corrupción. Un reporte hecho por una comisión de parlamentarios, descubrió que los oficiales han estado falsificando documentos y estadísticas, además de pagar coimas a las autoridades. Gracias a esto, se estima que el 40% de producción que se ha dicho que se exporta, o ha desaparecido, o nunca existió.

Todo esto tiene un costo para la economía egipcia que se ha estimado en un total de USD 860 millones este año, según estudios realizados por el Departamento de Agricultura estadounidense. Sin embargo, estas enormes pérdidas no son sólo atribuibles a la corrupción, sino también a las incoherencias con las que se pretende gobernar el país.

En Egipto no se acepta aves provenientes de Estados Unidos porque no cumplen con el halal, pero musulmanes de otras partes, las consumen sin ningún problema.

En otras palabras, el problema no se puede atribuir a una decisión, sino al funcionamiento del sistema que hace rato dejó de funcionar en ese país.