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El estrés afecta lo que comemos

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Un alimento saludable puede convertirse en uno "chatarra" por el estrés.
30 de septiembre de 2016
Red star
Por qué es importante
Hay que preocuparse no solo de comer cosas saludables, sino de que nuestra mente y nuestro cuerpo estén saludables cuando lo hagamos.

Más de uno debe haber comprobado que cuando ha tenido una semana estresante y llega el fin de semana y se bebe una copa de vino, has dos cosas que pueden pasar: que esa copa parezca que se ha tomado la botella completa o que le produzca un sueño profundo que no permita que deje de bostezar.

Algo similar ocurre con los alimentos que consumimos, su efecto, nivel de absorción y lo que puede llegar a potenciar en el organismo depende de cuándo se consume y en qué circunstancias. Esto ya lo planteamos en nuestra nota titulada “La verdad detrás del Índice Glucémico”, en la que se planteaba que el famoso índice glucémico de cada alimento varía dependiendo de una serie de factores, como el momento en el que se come o quién lo come.

Un reciente artículo de Forbes, aborda la misma problemática en un artículo titulado “Stress May Undo Our Healthy Food Choices, Study Finds”, donde señala que el estrés afecta la forma en que las personas procesamos los alimentos.

Cuando esto no se toma en cuenta, un alimento saludable puede convertirse en un alimento chatarra solo porque nuestra mente no está en las mejores condiciones y nos sentimos agobiados por algo.

En pocas palabras, no hay que preocuparse solo de comer cosas saludables, sino de que nuestra mente y nuestro cuerpo estén saludables cuando lo hagamos.

Esta conclusión fue resultado de una investigación de la Universidad Estatal de Ohio, en la que participó un grupo de mujeres de mediana edad. Algunas de ellas eran sobrevivientes de cáncer de mama, mientras que el resto nunca lo había padecido. A todas se les dio de comer una de dos opciones de desayuno. Sin embargo, ambas fueron hechas para que no sean especialmente saludables. Por tanto, ambas incluyeron elementos como huevos, chorizo, salsas y bizcochos. La única diferencia fue el tipo de grasas que consumieron. Uno de los desayunos tenía grasas saturadas mientras que el otro había sido hecho con grasas no saturadas.

Además de esto, se les preguntó si es que habían tenido momentos estresantes durante el día.

Las personas que no los habían tenido, tuvieron mejores resultados cuando consumieron el desayuno con grasas saturadas. Sin embargo, si las mujeres de este mismo grupo habían tenido momentos estresantes, los resultados fueron malos.

Esto llevó a los investigadores a pensar que la condición de estrés afecta la forma en la que el organismo procesa los alimentos. Sin embargo, hay quienes observan que en la medida que los dos desayunos fueron poco saludables es imposible generalizar la apreciación sobre el estrés.

Independientemente de eso, será sencillo probar un viernes por la noche, luego de una semana difícil, consumiendo una comida pesada, qué tan bien la procesa nuestro organismo.