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Paula Aristizabal: doctora corazón

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Paula Aristizabal trabaja en el Hospital Rady´s Children de San Diego atendiendo prioritariamente niños hispanos.
04 de octubre de 2016
Red star
Por qué es importante
Aristizabal se ha dedicado a generar un ambiente médico con mayor equidad en su lugar de trabajo.

El hecho de ser doctor y dedicarse a ayudar a personas es algo para lo que no todas las personas están hechas. Sin embargo, no todos estudian la carrera con la misma motivación humanitaria, también están aquellas personas a las que les interesa ser los mejores o hacerse fama. Por suerte, los casos que adquieren mayor connotación son aquellos que involucran una historia de vocación de servicio.

Este es el caso de la doctora Paula Aristizabal, una pediatra que trabaja en el Hospital Rady´s Children de San Diego. Su caso se ha hecho conocido porque la doctora trabaja únicamente con niños hispanos o de descendencia hispana, ya que considera que son dejados de lado en muchas pruebas que podrían ayudarlos a mejorar su calidad de vida y encontrar curas para enfermedades que padecen, afirma el artículo de Forbes titulado “One Doctor's Quest To Help Hispanics Fight Childhood Cancer”.

Si bien actualmente Aristizabal se encuentra feliz de trabajar en el hospital, no siempre fue así. Ella afirma que cuando se enteró que le tocaba hacer prácticas pediátricas ahí, se sintió decepcionada porque había escuchado que era un lugar triste para ser un doctor. Sin embargo, cuando llegó se dio cuenta que la realidad era muy distinta a como se la habían planteado. El Hospital Rady´s Children sirve a 1 millón de niños, 50% de los cuales son hispanos y 30% tienen padres hispanohablantes. Aristizabal encontró que le gustaba tratar con estos niños y terminó orientando su carrera en torno a eso.

Una vez que empezó a trabajar en el hospital, la doctora afirma que conoció un mundo previamente desconocido para ella. Encontró que habían serias diferencias en el tratado del cáncer cuando se trataba de blancos e hispanos. Para comenzar, los segundos tienen un índice de supervivencia de 71%, mientras que los blancos tienen uno de 81%. Luego, encontró que muy pocos padres hispanos ponen a sus hijos en pruebas médicas que podrían ayudar a encontrar una cura para el cáncer que padecen. Encontró también, que esto era, en parte, culpa de los padres quiénes al estar mal informados, creían que poner a sus hijos a disposición para las pruebas era algo que los afectaría negativamente, más que darles mayores posibilidades de supervivencia.

Sin embargo, todos estos problemas no han hecho que Aristizabal se desanime, si no, más bien, la han llevado a seguir con sus esfuerzos para generar un ambiente médico con mayor equidad en su lugar de trabajo.