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El caso de Ehlena Fry y su perro

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Un perro de apoyo puede costar USD 13 mil en los EE.UU.
02 de noviembre de 2016
Red star
Por qué es importante
Wonder aprieta botones, abre y cierra puertas, recoge objetos que la pequeña dejaba caer y la apoya para pasar de una silla a un andador, o de este a un asiento del baño.

Ehlena Fry es una niña que nació con parálisis cerebral, lo cual limita sus habilidades motoras, pero no su capacidad cognitiva. Por ello, cuando cumplió 5 años, su pediatra sugirió que los padres consiguieran un “service dog”, esto es un perro entrenado para ayudarla a ser más independiente.

Conseguir un perro de este tipo no es algo senciillo, sino más bien sumamente costoso. Toda la familia de Ehlena colaboró para recaudar los fondos que requerían que fueron USD 13 mil. Finalmente, en 2009 consiguieron un goldendoodle al que le pusieron de nombre Wonder y el que fue entrenado para apretar botones, para abrir y cerrar puertas, recoger objetos que la pequeña dejaba caer y para apoyarla para pasar de una silla a un andador, o de este a un asiento del baño.

Por ello, lo que menos esperaban es que la escuela reaccionara tan negativamente cuando Ehlena acudió acompañada con Wonder al local escolar, sobre todo porque sus padres ya habían hablado con la escuela sobre el perro, según da a conocer una artículo de NPR titulado A girl and her service dog head to the Supreme Court.

La tesis de la escuela es que este tipo de perros no está permitido y que la niña ya tenía un asistente físico en la escuela, con lo cual el perro era innecesario.

Los padres explicaron en la escuela que lo que se quería es que la niña aprendiera a depender menos de terceros y que trate de hacer la mayor cantidad de funciones por sí misma, para que pueda ser más independiente. Además, compararon su caso con el de los niños ciegos que sí tienen permiso de tener un perro de apoyo.

En el periodo de prueba que se permitió, Wonder no podía sentarse con la pequeña en clase ni acudir con ella al comedor, lo cual limitaba su posibilidad de ayudar a la niña y cumplir su función.

Como resultado de ello, los padres optaron por cambiar a la niña de distrito escolar y el resultado fue sorprendente, la escuela no solo aceptó a Wonder sino que este era parte de la clase, acudía al comedor, tenía su propio fotocheck y era parte del anuario. Por eso, decidieron demandar a la antigua escuela por infringir las normas vinculadas a las leyes de discapacidad.

Además, reclaman daños por la angustia que le generaron a Ehlena antes de cambiarse de escuela.

El objetivo de la demanda ante el Tribunal Supremo es que se establezca como precedente que en casos similares en los que se impida a los niños con discapacidad tener animales de servicio cualificado en la escuela, ellos y sus padres pueden ir directamente a la corte federal, sin tener que agotar la vía administrativa.

Las esperanzas de estos padres están en el Tribunal Supremo, dado que hasta ahoran han perdido en las instancias inferiores. Ehlena, quien ahora tiene 12 años, ha aprendido a hacer muchas cosas sola con el apoyo de Wonder.