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El hotel laboratorio

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El Marriott International ha convertido su establecimiento de Charlotte en Carolina del Norte en un laboratorio de innovaciones.
04 de noviembre de 2016
Red star
Por qué es importante
El sistema instalado permite a la empresa recibir información en línea y reaccionar con mayor rapidez.

La economía compartida, representada en el mercado del alojamiento por Airbnb, está provocando la ansiedad de las cadenas de hoteles que no han encontrado mejor manera de afrontar el desafío de estos nuevos modelos de alojamiento, que convirtiendo algunos de sus hoteles en unos verdaderos laboratorios para el desarrollo de innovaciones a nivel de alojamientos.

Y es que Airbnb ofrece alojamientos únicos en todo el mundo porque se basa en un mercado comunitario, en el que es posible conseguir hospedarse en un castillo, una villa o una pequeña habitación en un hotel boutique, con un servicio que es posible calificar de primera.

Precisamente, un reciente artículo de Quartz, titulado A “hotel lab” is testing new products and tech amenities by installing real-life “like” buttons,da cuenta de esta una nueva estrategia que está usando la cadena Marriott International para desarrollar innovaciones.

Se trata del Marriott de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, que ha sido convertido en un laboratorio de alojamiento donde la compañía probará nuevas prestaciones y servicios para los huéspedes en sus 446 habitaciones.

Para ello, han instalado alrededor de todo el hotel, botones negros y rojos, para que los huéspedes puedan presionar uno cuando están satisfechos con instalaciones como el gimnasio, restaurante y habitaciones.

Gracias a esto, la empresa recibe en línea información que le permite reaccionar con mayor rapidez a las demandas de los consumidores y enfrentar la agresiva competencia de Aibnb que vende experiencias de vida en diferentes ciudades.

Esta no es la primera cadena que apuesta por las innovaciones. Desde el año 2000, la cadena Hyatt trabaja en la misma línea y constantemente levanta información de sus huéspedes para mejorar sus servicios.

La premisa es que no hay mejor retroalimentación que la vivencial, sobre todo la de los viajeros de negocio, cuyo feedback es siempre difícil recoger.

Parte de los cambios que están evaluando tienen que ver con cambios que han introducido en las habitaciones para hacerlas más confortables y modernas, tales como quitar las alfombras, cambiar las bañeras por las duchas, introducir Netflix, abrir la cocina en el restaurante, una tienda de vinos y clases en el gimnasio.

La apuesta es por la innovación y por no perder competitividad en un mercado del alojamiento cada vez más exigente.