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Autismo: cuando los padres van a terapia

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Los gestos de los niños autistas cuando buscan ser atendidos o cuando quieren llamar la atención pueden ser sumamente sutiles.
07 de noviembre de 2016
Red star
Por qué es importante
La idea es que las sesiones de terapia sirvan para que los padres aprendan a desarrollar una mejor comunicación con sus hijos.

Los padres con niños que padecen de autismo suelen tener momentos complicados, ya que la mayoría de las veces no saben qué hacer por sus hijos o cómo comunicarse con ellos. Los niños, por otra parte, se frustran en sus intentos de hacer contacto, se muestran ansiosos frente a los problemas de comunicación y se comportan de forma repetitiva.

Como resultado de ello se perjudica la relación padre-hijo.

Por eso, resulta interesante conocer una forma alternativa que se ha encontrado para contribuir a mejorar esa relación, sobre la cual da cuenta el artículo de The Economist, titulado “First, treat the parents”.

Se trata de una investigación del doctor Charman y un grupo de investigadores que ha desarrollado una forma de tratamiento, titulada “Prueba de Comunicación Autista Pre-Escolar” (PACT por sus siglas en inglés), que bien aplicada podría ayudar a los niños autistas de 6 años en el área de comunicación.

La particularidad de este método es que la terapia no está dirigida a los niños, sino a los padres que son los que se someten a un proceso por el cual se les graba en distintas sesiones mientras juegan con sus hijos y posteriormente se les invita a observar los videos, mientras los expertos profesionales, les van indicando los momentos en los que sus hijos han tratado de comunicarse y ellos no se dieron cuenta de los mismos.

Y es que los gestos de los niños autistas cuando buscan ser atendidos o cuando quieren llamar la atención pueden ser sumamente sutiles y casi imperceptibles para una persona común, pero no para los expertos.

La idea es que las sesiones sirvan para que los padres aprendan a desarrollar una mejor comunicación con sus hijos. La ventaja es que no es un proceso invasivo ni demasiado intenso porque sigue el ritmo que los padres le quieren dar.

Los resultados han sido sorprendentes y los niños cuyos padres recibieron esta clase de terapia, mostraron mejores beneficios que aquellos que no la tomaron. Sus problemas para comunicarse disminuyeron, y lograron que la relación fluya.

Esto demuestra que la mejor terapia no siempre es la más costosa y fuerte, muchas veces todo lo que se necesita es aprender a observar, interpretar y actuar en consecuencia.