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Pruebas del ADN del entorno

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El método permite hasta cuantificar la cantidad de especies que hay en un determinado hábitat, y con quiénes interactúan.
29 de noviembre de 2016
Red star
Por qué es importante
El método de eDNA permite saber qué especies viven en determinado hábitat.

El mar es un mundo que los seres humanos no terminan de conocer ni entender. A lo largo de los años se han observado varios momentos en los que la naturaleza ha sorprendido al hombre, como ocurre cuando una especie aparece en un lugar donde técnicamente no debería estar.

Una vez que algo como esto sucede, los seres humanos son rápidos para reaccionar y se dedican a estudiar a la especie en cuestión en su nuevo hábitat. Para ello, normalmente utilizan métodos tradicionales como observar desde satélites o tomar muestras de los animales vivos para estudiarlas. Esto podría dejar de ser así dentro de muy poco, afirma el artículo de The Atlantic, titulado “The World’s Biggest Fish in a Bucket of Water”.

Esto se debe a que se ha inventado una nueva forma de investigar, estudiar y mantener vigiladas a las especies marinas. Este método exige tomar el ADN del medio ambiente (o eDNA por sus siglas en inglés), para lo cual se debe extraer un poco de agua de mar para saber qué especies viven en ese lugar. Esta técnica permite leer a través de rastros qué especies viven en determinado hábitat.

En el año 2008, se encontró que había tiburones ballena en el Golfo Pérsico, cosa que se creía imposible ya que se pensaba que estos animales no soportaban las altas temperaturas del lugar. Sin embargo, desafiando todo lo que los humanos creían, estos tiburones nadaban por las aguas de este mar, lo que provocó que un grupo de científicos empezara a investigar este suceso.

Precisamente, el equipo dirigido por Eva Egelyng Sigsgaard, de la Universidad de Copenhague, utilizó el método del eDNA. Sin embargo, no fue utilizado solo para saber qué especies vivían ahí (porque ya se sabía que había tiburones ballena), si no para identificar a los distintos individuos dentro del entorno. De esta manera, el grupo pudo calcular la cantidad de tiburones de la que se trataba, cómo estaban, de qué se alimentaban, entre otros. Además, no necesitaban visualizarlos ni sacarlos para tomar una muestra, ya que bastaba con tomar un poco de agua para conocer toda la información que necesitan saber.

Este método podría revolucionar la aproximación de los seres humanos al océano, ya que implica no dañar ni perturbar especies para estudiarlas. Esperemos que se haga más popular en los siguientes años.