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Alejandro Gaviria: un académico nacido para ser ministro

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Alejandro Gaviria tiene 3 años como ministro de Salud en Colombia.
29 de diciembre de 2016
Red star
Por qué es importante
Hoy, gracias a su gestión, el gobierno puede definir el precio de una droga fundamental en la lucha contra un tipo de leucemia.

En nuestra nota titulada Colombia bajará precio de droga contra el cáncer, ya dábamos cuenta de la valentía con la que el ministro de Salud de Colombia había intentado negociar con una trasnacional farmacéutica para bajar el precio de un medicamento para la Leucemia denominado Gleevec y, cómo al no poder conseguirlo, había logrado persuadir que el presidente Santos lo declare de interés público, lo cual le permitirá romper el monopolio del medicamento y su patente, e incluso bajar el precio unilateralmente.

Pero todo indica que la gestión de Alejandro Gaviria, el ministro de Salud del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, marcará un antes y un después en la historia del sector salud de Colombia, y no será solo por su lucha contra las farmacéuticas.

No solo se ha enfrentado con las farmacéuticas, sino que está llevando la contraria a la iglesia y repasa la política de drogas, mientras intenta sacar de la crisis al sistema de sanidad de ese país, según señala en una interesante entrevista publicada en El Diario El País de España hace pocos días, bajo el título, Alejandro Gaviria: “Llevo la contraria a los mercaderes de la inmortalidad, la Iglesia y la industria farmacéutica”

Gaviria de 52 años, lleva 3 años como ministro de Salud, y aunque no todas las batallas que ha emprendido las ha ganado, lo cierto es que se le reconoce ya solo por el hecho de haberlas emprendido.

Impuesto a las bebidas gaseosas: llevó al Congreso la defensa del impuesto a las bebidas gaseosas para reducir su impacto en enfermedades crónicas como la diabetes y lo que esta última le cuesta al presupuesto del sector. La reacción de la industria fue sumamente agresiva y puso en evidencia la facilidad con la que se puede llegar a contar con una bancada de las bebidas gaseosas que con todo su poder económico ni siquiera quería que se debata. No ganó la batalla, pero cree que habrá una nueva oportunidad para presentarla.

Las farmacéuticas: declaró un medicamento contra el cáncer de interés público, lo cual significa que el gobierno puede establecer el precio de la droga que permite curar un tipo de leucemia. Para Gaviria, su rol es ser un mediador ante un profundo divorcio social sobre la salud en el país, profundizada por los propios medios de comunicación que no ven que lo que ocurre en el sector es el resultado de una fórmula que incluye: endeudamiento de aseguradoras + corrupción + acciones legales= mal servicio.

Las drogas: para el ministro, la guerra contra las drogas se ha perdido. No cree en que sea saludable para Colombia debatir la legalización y apuesta más por programas de salud pública sostenibles en el tiempo que incluya la producción legal de derivados, la marihuana medicinal y el respeto a los derechos humanos, “también los de los consumidores” de estas drogas. Respecto a la erradicación, prefiere la aplicación manual del glifosato, antes que la aspersión aérea.

Los guerrilleros al sistema de salud público: como parte del acuerdo de paz, las FARC recibirán una cobertura subsidiada hasta que se incorporen a la vida civil, incluso, “en las zonas de transición tendrán asistencia médica con un equipo permanente”.

Cuando se le pregunta si está satisfecho con su trabajo, responde que las decisiones que ha tomado pueden tener un legado. Y de eso se trata la gestión de un ministro de no temer a tomar decisiones, elegir algunas batallas y asumir los costos personales y profesionales que estas suponen.