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Dinamarca le dice adiós a los estigmas

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En Dinamarca, obtener permiso para una cirugía de cambio de sexo puede tardar entre 2 y 10 años.
09 de enero de 2017
Red star
Por qué es importante
Hasta 2013 la transexualidad era considerada una enfermedad metal patológica en Dinamarca.

Se define como transexual al individuo que decide modificar las características sexuales externas que no corresponden con las del género con que se identifica. Es decir, un hombre que se somete a procedimientos quirúrgicos para tener el físico de una mujer y viceversa. Si bien es cierto, la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) presenta una imagen de unidad, no todos enfrentan los mismos conflictos legales que los transexuales.  Por este motivo, los países que han decidido modificar sus leyes para extender beneficios a todos sus ciudadanos, sin importar su orientación sexual, deben tratar su caso de forma particular.

Recientemente, Dinamarca se ha unido a esta lucha por la igualdad, convirtiéndose en el primer país en descalificar la transexualidad como una enfermedad mental, afirma The Independent en su artículo titulado “Denmark will become first country to no longer define being transgender as a mental illness”, sobre el que se inspira esta nota.

De acuerdo al código médico empleado en Dinamarca para diagnosticar y tratar a los pacientes, la transexualidad se encontraba ligada a términos como “problema”, “desorden” o “disforia de género” (concepto psiquiátrico empleado para describir la discordancia entre el sexo asignado al nacer con el género con que se identifica el individuo). Este último término reemplazó en 2013 a “desorden de identidad de género” en el “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fith Edition”, guía médica empleada para diagnosticar enfermedades mentales, reconociendo así que no se trataba de una enfermedad patológica.

Gracias a las nuevas modificaciones, “transexual” no será un diagnóstico que permita indirectamente la discriminación, sino un código, tal como lo son “soltero” o “divorciado”. De esta forma se evitará que un ciudadano sea impedido de laborar por considerarse su orientación sexual como una afección clínica, situación común en el pasado.

Este importante paso es celebrado por muchos, pero ha causado cierta preocupación entre expertos que cuestionan las implicancias de dicha regulación. El problema en cuestión es cómo se deberá catalogar a un paciente transgénero que requiera intervenciones médicas como tratamientos hormonales o cirugía de cambio de sexo. Respecto a este último punto, Laura Edwards-Leeper, psicóloga de Pacific University de Oregón, señala que no se han modificado los procedimientos del todo ya que aún se requiere evaluación psicológica previa a una intervención quirúrgica como esta.

A pesar de que no se hayan perfilado completamente los cambios, sin duda se trata de un hito en la historia danesa y, por qué no, del mundo.