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El abuso sexual en asilos

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Se han registrado más de 16 mil reportes de abuso sexual en asilos desde el 2000. Muchos más permanecen desconocidos.
24 de febrero de 2017
Red star
Por qué es importante
La falta de supervisión al interior de los asilos hace que los ancianos sean un objetivo fácil de abusos de todo tipo.

Una de las principales diferencias entre la cultura oriental y la occidental es que, mientras que la primera admira el conocimiento y experiencia de los ancianos, la segunda los ve hasta cierto punto como una carga. En la mayoría de los casos, las personas de la tercera edad requieren de un cuidado y una atención especial. Pero, mientras que las familias orientales prefieren mantener a sus ancianos en casa y cuidarlos ellos mismos, las familias occidentales han desarrollado la tendencia de optar por casas de reposo o asilos.

Esta alternativa no es intrínsecamente negativa. La idea detrás de ella es que, es mejor que un profesional se encargue de velar por la salud del anciano las 24 horas al día, pues sus familiares no tienen los cocimientos necesarios para hacerlo en casa. Sin embargo, internar a un anciano en un asilo podría ser la peor decisión que su familia pueda tomar. Una amplia y profunda investigación realizada por CNN, publicada bajo el título “Sick, dying and raped in America’s nursing homes”, da cuenta de múltiples casos de abuso sexual y físico contra residentes de casas de reposo, perpetuados por los propios cuidadores.

CNN analizó cientos archivos de acusaciones de abuso sexual contra ancianos y ancianas indefensas violados en casas de reposo en distintas partes de los Estados Unidos. En cada uno de los casos, se encontró que los abusadores eran enfermeros de los asilos, es decir, aquellos que debían cuidar y atender a los ancianos. El reporte afirma que lo más grave de todo es que los encargados de dichas residencias, y la justicia, han ignorado la mayoría de las acusaciones, alegando que eran alucinaciones de las víctimas.

La casa de reposo Walker Methodist Health Center, ubicada en Minneapolis, contrató en 2007 a Samuel Roberts, enfermero que más adelante pasó a llamarse George Kpingbah, su nombre real, sin dar ningún tipo de explicación a sus empleadores. Por siete años, Kpingbah habría abusado sexualmente de más de 8 mujeres sin ser castigado por ello. Cada vez que se presentaba una residente que reportaba haber sido violada o tocada indebidamente por Kpingbah, la administración lo suspendía y lo reintegraba a sus funciones días después. En muchos casos, las víctimas describían a un hombre con las características de Kpingbah, pero no eran capaces de identificarlo. Los encargados del Walker Methodist consideraban que las acusaciones no tenían sustento y que se trataba de una alucinación de las ancianas.

En el año 2014, otro cuidador del centro encontró a Kpingbah en la habitación de Sonja Fisher (83), abusando sexualmente de ella. Gracias a esta denuncia, Kpingbah fue puesto a disposición de las autoridades, pero solo se le sentenció a ocho años de prisión.

Lamentablemente, el Walker Methodist no es el único centro en el cual se han registrado casos de violaciones y torturas a los ancianos residentes. Muchos otros casos, descritos detalladamente en el reporte de CNN, dan cuenta de la manera en que las propias casas de reposo habrían encubierto a los abusadores.

Las agresiones no solo se dan contra mujeres, sino también contra hombres. Estos casos incluyen el de un anciano obligado por un grupo de enfermeros a comer sus propias eses.

Los testimonios y casos recogidos por el equipo de investigación de la CNN, hacen que el lector se pregunte cómo es posible que alguien se aproveche de un ser tan vulnerable como una anciana ciega y muda o un anciano inválido. Sin embargo, esta es la realidad de muchos asilos, no solo en los Estados Unidos, sino, muy probablemente, en muchas otras partes del mundo.

¿Qué hacen las autoridades para prevenir esto y castigar a los abusadores? ¿Cómo puede una familia confiar el cuidado de sus seres queridos ante la evidencia de estos abusos? Es necesario que se formen organismos reguladores que protejan el bienestar de los ancianos. Además, es imperativo que se deje de asumir que la víctima sufre de alucinaciones, en lugar de realizar investigaciones serias y profundas para descubrir la verdad.