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El problema de la tecnología conceptual

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Ascenta, empresa creadora de Aquila, fue comprada por Facebook en el 2014 por USD 20 millones.
21 de marzo de 2017
Red star
Por qué es importante
La desventaja de la tecnología conceptual es que puede evitar que otros impulsen soluciones que al final pueden tener más impacto.

Usualmente, cuando se lee noticias acerca de startups o tecnología conceptual la reacción común en las personas es sorprenderse. Esto se debe a que, por más tonto que parezca, lo que un startup o un concepto de tecnología trata de vender es una idea, no un producto concreto. Esto se debe a que estos negocios esperan que su idea sea lo suficientemente interesante como para recibir dinero y hacerla una realidad más adelante.

Estos modelos de negocio no han sido los primeros ejemplos del uso de la idea antes del producto. Etiquetar algo como conceptual se hizo popular por el arte del mismo nombre, el cual pretendía exponer una idea sin concentrarse en el producto. El problema es que, cuando se aplica esto a la tecnología, se tiene cientos de ejemplos de compañías que han descubierto que no tienen que hacer el producto, si es que la idea vende lo suficiente, afirma el artículo de The Atlantic, titulado “Tech Start-Ups Have Become Conceptual Art”, sobre el que se inspira esta nota.

Recientemente, una noticia sobre un dron de color verde brillante, el cual es capaz de llevar comida y refugio a los afectados por desastres naturales o conflictos armados, captó muchísimo la atención de distintas personas, ya que, en sí, la idea parece brillante. Un dron que puede ser controlado desde la comodidad de una oficina y que es capaz de llevar ayuda a quienes más lo necesitan suena como una solución excelente para paliar los problemas que vive un gran número de la población.

Sin embargo, en la descripción del dron, bautizado como “Pouncer” se pueden encontrar bastantes problemas. La empresa detrás de la idea afirma que el dron será capaz de evitar cualquier tipo de problemas de infraestructura, corrupción y grupos hostiles. Pero, es difícil comprender cómo un dron de color verde brillante será capaz de volar por los cielos y evitar llamar la atención de grupos armados.

En este sentido, “Pouncer” es un ejemplo que engloba el problema que la gran mayoría de startups de tecnología o de conceptos tecnológicos tiene hoy en día: importa más vender la idea que desarrollar el producto. El proceso parece ser sencillo, solo debe encontrarse un concepto que pueda vender y combinarlo con tecnología. Claro ejemplo de esto es Aquila, el dron pensado por la compañía Ascenta (creada por Nigel Gifford, el mismo creador de “Pouncer”), la cual fue comprada por Facebook por USD 20 millones, para desarrollar un dron capaz de transmitir Internet a todo el mundo subdesarrollado. Algo similar sucede con “Pouncer”, vendiendo la idea de un dron capaz de llevar ayuda humanitaria como la mejor solución a los problemas de la humanidad, cuando donar o generar campañas sería algo que tendría un mayor impacto.

El problema con esto es que estas ideas, las cuales se presentan como “capaces de solucionar todos los problemas de la humanidad”, alejan a las personas de crear mejores soluciones. En otras palabras, ¿por qué preocuparme por lo que sucede en Medio Oriente si van a diseñar un dron capaz de llevarles ayuda?