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La “inteligencia estratégica”: lo que distingue a un verdadero líder

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Las mejores historias de liderazgo son aquellas en la que la filosofía personal del líder ha coincidido con la de la empresa.
06 de julio de 2015
Red star
Por qué es importante
Las empresas altamente productivas e innovadoras trabajan más por inspiración que por miedo.

Las personas somos un nudo de experiencias y sentimientos. Nuestras mentes viven permanentemente en el paso, el presente y el futuro. Sin embargo, no todos somos capaces de tomar distancia y utilizar lo mejor de nuestras experiencias pasadas para decidir el mejor curso de acción para el futuro. Quienes lo hacen, según Michael Maccoby, son los verdaderos líderes: aquellos que son capaces de manejar con “inteligencia estratégica” el cambio.

En su reciente libro titulado “Inteligencia Estratégica” (“Strategic Intelligence”), Maccoby desarrolla este concepto y lo descompone en cuatro habilidades principales: la capacidad para anticiparse, el talento para articular una visión, la habilidad para trabajar en equipo; y el don para involucrar, motivar y empoderar a sus colegas.

Se trata, sin duda alguna, de una combinación difícil de encontrar en un líder. Maccoby no lo niega y reconoce que para llenar los zapatos de un verdadero líder hace falta cerebro pero también mucho corazón. Es decir, si bien la motivación y el buen manejo del personal no puede reemplazar la necesidad de contar con un conocimiento profundo del campo en el que el líder se desempeña, tampoco puede el total dominio de una materia de un líder tener éxito sin la capacidad de motivar y empoderar a su equipo.

Y por si esto fuera poco, además del cerebro y el corazón, hace falta una filosofía que guíe las acciones del líder. En efecto, las personas somos gobernadas por ideas y los buenos líderes son aquellos que saben involucrar a sus equipos alrededor de ellas. De hecho, las experiencias más exitosas de liderazgo empresarial se han producido cuando la filosofía personal del líder coincidido con la de la empresa. Piensa, por ejemplo, en el caso de Steve Jobs: su filosofía de vida, la visión que tenía del rol que debería jugar un líder (para bien o para mal) y la misión que había definido para Apple en el mundo de la tecnología convergían.

Evidentemente, no todos los gerentes generales son buenos líderes. Sin embargo, no tener buenos líderes como gerentes generales puede pasarle la factura pronto a las empresas. El ambiente de negocios de hoy no es el mismo de hace solo un par décadas. Hoy, cada vez menos trabajadores están dispuestos a seguir instrucciones sin dudas ni murmuraciones. Hoy, cada vez exigen más de sus líderes. Por lo pronto, el primer reto de los líderes en el Perú es darle a sus trabajadores algo más inspirador que pensar que el miedo a la competencia o a perder su trabajo. Cuando las personas sienten miedo, cumplen pero no toman la iniciativa. Producen pero no innovan. Hacen falta líderes con inteligencia estratégica para construir empresas altamente productivas e innovadoras.