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El gato (político) por liebre (científica)

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Las matemáticas sirven para entender conceptos abstractos pero también puede servir para pasar gato por liebre.
08 de julio de 2015
Red star
Por qué es importante
La ciencia como herramienta para explorar abstracciones puede ser desacreditada si se le utiliza con fines políticos.

En un reciente artículo publicado en la revista científica American Economic Review, Paul Romer, identifica y analiza con gran claridad la nueva tendencia que considera está contaminando a la ciencia económica: el gato por liebre. 

Para quienes no lo conocen, Romer es un rebelde de la academia. En los años ochenta, formalizó matemáticamente una nueva forma de entender el crecimiento económico a partir del desarrollo y la difusión de ideas, contribución que para muchos es digna del Premio Nobel de Economía. Posteriormente, fundó Aplia, una plataforma de educación online; y luego se dedicó a promover la idea de “ciudades bajo estatuto”.

En síntesis, lo que Romer señala es que muchos economistas utilizan un disfraz académico para ocultar sus intenciones de empujar una agenda política. Gracias a las ecuaciones y los sofisticados modelos matemáticos, pueden hacer supuestos irreales, realizar conclusiones hipotéticas e incluso sugerir que estas tienen implicaciones prácticas. 

La distinción que hace Romer entre política y ciencia y la descripción del proceso en que uno se hace pasar por el otro es notable y por eso vale la pena leer su ensayo. 

La política no debe necesariamente conducir al consenso sino a la toma de una decisión. Por eso, las instituciones políticas de un país crean los incentivos para que los participantes exageren las diferencias entre las distintas facciones. El discurso político debe convencer y no requiere por lo tanto ser analítico o preciso. En el ensayo “Politics and the English Language”, George Orwell señala que existe una conexión entre la política y la degradación del lenguaje, pues mientras la mayoría de personas prefieren una comunicación clara y precisa, los políticos prefieren las imprecisión retórica. 

La ciencia, por su parte, es un proceso que sí debe buscar generar consenso. De hecho es probablemente el único proceso social que lo hace. El consenso se va gestando a través de proposiciones teóricas y empíricas que son verdaderas. De ahí la importancia de que el uso de las palabras en la ciencia sea analítico y preciso.

El problema que está amenazando a la ciencia económica es que, a través del uso de sofisticados modelos matemáticos, algunos economistas consiguen maquillar a los discursos políticos como científicos. Este hecho represente un riesgo enorme para la ciencia económica pues el uso de las matemáticas para hacer pasar gato por liebre puede afectar la reputación del instrumento y desalentar a los economistas de las nuevas generaciones a esforzarse para dominarlas. Esto sería lamentable porque las matemáticas son una excelente herramienta para explorar abstracciones (como, por ejemplo, el concepto de capital o riesgo); y porque utilizarlas con claridad, precisión y rigor siempre ha sido un motivo de orgullo para los economistas.

Un ejemplo reciente que nos plantea la duda Romeriana de si estamos o no frente a un caso en el que se nos ha querido vender gato político por liebre científica en Perú es la controversia protagonizada por un diario de circulación nacional. En su edición dominical del 28 de junio pasado, publicó (en portada y al interior) los resultados de un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE) sobre el impacto económico de la paralización de los proyectos mineros.

Dos fueron las acciones de este diario que sembraron la duda sobre la intencionalidad y objetividad del estudio publicado y le hicieron un flaco favor al equipo del IPE, cuyo profesionalismo está fuera de toda duda.

  • En primer lugar, el correo electrónico que una periodista le envió a un experto que había envíado una contribución a solicitud del mismo diario, solicitándole, a nombre del director, adaptar la orientación de su contribución para encajar mejor con el objetivo de la cobertura periodística.
  • En segundo lugar, la omisión de una pieza de información en la difusión del informe citado clave para los lectores del diario: el origen de los fondos que financiaron el estudio. Esta información es relevante, pues el estudio sobre las pérdidas económicas para el país de la paralización de los proyectos mineros fueron las mismas empresas mineras a través de los gremios de los que son miembros prominentes. Es importante destacar que el IPE no omite esta información en la publicación del informe en su página web sino que es el diario el que decide hacerlo.

¿Nos habrán querido vender gato por liebre? ¿Tú qué piensas?