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¿Funcionan las advertencias para la salud en los etiquetados?

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Las etiquetas gráficas frontales reducen la probabilidad de consumo de las bebidas azucaradas.
01 de junio de 2018
Red star
Por qué es importante
La otra gran conclusión de la investigación es que la mayoría prefiere algo etiquetado que sin etiqueta, independientemente del nivel educativo o económico.

Mientras en nuestro país, el Congreso de la República considera que tiene mayor capacidad para decidir lo que le conviene más a los consumidores a nivel de etiquetado de alimentación, incluso sobre la opinión del Colegio Médico, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, el Colegio de Nutricionistas, la Defensoría del Pueblo y el propio Ministerio de Salud, una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo sobre Obesidad realizado este año en Viena ha llegado a la conclusión que las etiquetas que incluyen advertencias para la salud sí funcionan.

Eso sí, las etiquetas tienen que ser lo más gráficas posibles en la advertencia sobre cómo el azúcar añadida puede provocar caries, obesidad y diabetes tipo 2. Así lo señala un reciente artículo publicado en el diario británico The Independent, titulado Graphic cigarette style health warnings also efectiva on sugary drinks, finds study.

La conclusión es que los consumidores más jóvenes tomarán mejores decisiones de consumo respecto a su salud, en la medida que los productos, en este caso, las bebidas azucaradas, contengan etiquetas frontales que indiquen las advertencias sobre su consumo.

El estudio fue realizado por la profesora Anna Peeters de la Universidad de Deaki en Australia con un grupo de otros colegas y fue a partir de una muestra de 1000 australianos entre 18 y 35 años reclutados online en cuatro estados de distintos niveles socioeconómicos y de educación. A los participantes se les pidió que eligieran una de las 15 bebidas con opciones azucaradas y sin endulzar. Las bebidas no tenían etiqueta (grupo de control), o tenían una de cuatro etiquetas: una advertencia gráfica, una advertencia en texto, una “Health Star Rating”, una de información sobre azúcar incluida a nivel de cantidad de cucharitas de azúcar agregada. Además, se les dejó la posibilidad de no elegir ninguna bebida.

El resultado del experimentó llevó a la conclusión de que la mayoría prefería algo etiquetado que algo sin ninguna etiqueta, independientemente del nivel educativo o económico. Cuando se comparaba una bebida sin etiquetar con una que llevaba una etiqueta gráfica que indicaba que consumir bebidas con azúcar añadido podía provocar caries (con una imagen de la caries), los jóvenes consumidores tenían hasta 36% de probabilidades de dejar de consumirla.

Junto con estas etiquetas gráficas por su crudeza, las bebidas que incluían “Health Star Rating” lograban 20% menos de probabilidades de ser seleccionadas, lo cual significa que cuanto más gráficas las etiquetas, mucho mejor efecto disuasivo pueden lograr.

Así que quizá esa sea la solución al debate surgido en nuestro país entre los octógonos y el semáforo nutricional, optar por imágenes gráficas de personas con caries, obesas y enfermas del corazón como resultado del consumo de alimentos altos en grasa, altos en sal y altos en azúcar, dado que habría mayor evidencia sobre el efecto persuasivo de disuadir del consumo de los mismos. O se debería plantear que si se toma la decisión de no seguir la recomendación del Ministerio de Salud, el semáforo nutricional vaya acompañado de imágenes gráficas de las consecuencias del consumo excesivo de grasa, sal y azúcar.