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El cómplice de la muerte del león Cecil

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La segunda hiperinflación más grande de la historia de la humanidad ha llevado la expectativa de vida de la población a los 43 años.
31 de julio de 2015
Red star
Por qué es importante
No hay que perder de vista que acciones como las de Palmer solo se pueden cometer en lugares donde no existen instituciones para defender los recursos naturales.

Walter Palmer, el dentista norteamericano, que le disparó al león Cecil ocasionándole la muerte tras una larga y dolorosa agonía, probablemente conocía que si había algún lugar donde podría dar rienda suelta sin límites a su incomprensible afición era el Hwange National Park de Zimbabue, cuyos estándares de seguridad y calidad de infraestructura había caído a su nivel más bajo tras haber dejado de recibir financiamiento del gobierno. El responsable de que el país esté como está es el dictador Robert Mugabe, quien gobierna desde 1980. A continuación, algunas de las acciones que te permitirán entender quién es cómplice directo de lo que le ocurrió Cecil, la fiera más querida del Hwange National Park.

  • Hacia 1990 cuando Mugabe perdió popularidad, no tuvo mejor idea que expropiar tierras agrícolas para frenar el financiamiento de los movimientos opositores.
  • Este duro golpe a los derechos de propiedad frenó el mercado del crédito y prácticamente extinguió los ingresos por exportaciones.
  • En este contexto, el gobierno no tuvo mejor idea que usar la maquinita. El resultado ya lo conoces: hiperinflación. Y no cualquier hiperinflación sino la segunda más grande de la historia de la humanidad. 
  • Como te imaginarás, los estándares de vida de la población se deterioraron terriblemente tal como ocurrió en Perú entre 1985 y 1990: la expectativa de vida cayó de 63 a 43 años, el desempleo subió al 90%, entre otros.

Como resultado de la miseria a la que han conducido las políticas del gobierno y su falta de respeto por los derechos de propiedad, los mismos zimbabuenses no han encontrado otra alternativa para subsistir que cazar a las fieras de sus zonas de protección para comerlas o vender sus pieles. 

  • Solo en 2008, 84 rinocerontes fueron cazados para extraer sus cuernos y venderlos a Asia. 
  • En el caso de Hwange National Park, sin financiamiento del Estado, la única forma de sobrevivir es vendiendo los animales. Por ejemplo, el año pasado, el Hwange National Park mismo vendió 60 elefantes a China, Francia y los Emiratos Arabes Unidos. 

En este contexto, la indolencia del dictador no conoce límites. Aunque no lo creas, este año, durante las celebraciones por los 91 años de Mugabe, se le ofreció bebe elefante como parte de su banquete de celebración. 

La indignación que sentimos por Walter Palmer es justificada. Sin embargo, no deberíamos perder de vista al responsable del descalabro económico que permitió lo que ocurrió con Cecil. Y tampoco deberíamos olvidar a los zimbauenses que diariamente ven truncado su futuro por las políticas del dictador.