El laberinto del armadillo gigante

La semana pasada se dio a conocer que un equipo del Servicio Geológico de Brasil (CPRM), liderado por Amilcar Adamy, había encontrado la primera paleotoca de la región de Ponta de Abunã en la frontera de Rondonia con Acre y Bolivia. Una paleotoca es un laberinto gigante que, por las marcas de garras encontradas dentro del tunel, presuntamente habría sido cavado por algún perezoso o armadillo gigante, animales que dejaron de existir hace unos 10 mil años.

El perezoso gigante es un mamífero que vivió en el Pleistoceno que podría haber medido seis metros y pesado 1.5 toneladas y que vivió únicamente en América del Sur, habiendo tenido dimensiones mucho mayores a las de sus parientes de la actualidad. En esa época el paisaje de la zona no era de selva frondosa sino más bien era una sábana de clima seco habitada por animales de gran porte, por lo que hace sentido que construyeran esta suerte de cuevas.

La cueva o caverna que ha sido materia de este hallazgo tiene estructuras circulares y semicirculares grandes que están interconectadas con numerosos tuneles a lo largo de  aproximadamente unos 200 metros, lo que se asemeja a un juego de laberinto como los que existen actualmente para que los niños recorran.

Este hallazgo forma parte de un intento premeditado de un proyecto desde 2010 para encontrar sitios geológicos que pudieran ser utilizados como atracciones turísticas y que permitan fomentar el desarrollo del estado, uno de los más pobres del país. Por eso, los investigadores de Rondonia se pusieron en contacto con investigadores de las universidades Federal de Río Grande do Sul y la Estadual Paulista que habían realizado otros descubrimientos similares en el sur. Solo para que se tenga una idea, en el estado Río Grande do Sul se han encontrado más de mil paleotocas.

Ahora, en la zona hay un equipo de investigadores dirigidos por el geólogo Adamy para verificar que la paleotoca se trata efectivamente de una guarida de animales extintos, donde incluso podrían haber algunos fósiles del perezoso que se presume serán encontrados en la medida que se realicen pequeñas investigaciones.

La caverna o cueva ya era conocida por los vecinos de la zona pero se pensaba que era una obra humana, dado el buen estado en el que se encuentra y la fácil circulación de personas que permite.

El gran desafío una vez confirmada la antigüedad de la estructura es convertir este recurso en un producto turístico que atraiga visitantes a esta zona tan deprimida del Brasil.

En el Perú, ocurre todo lo contrario, no hay que buscar atractivos turísticos. En la mayoría de los casos, ya los heredamos. El asunto es ponerlos en valor para generar riqueza para los pueblos donde se encuentran.