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Los bancos siempre ganan (en Brasil)

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CUANDO LULA ENTRÓ AL GOBIERNO, LOS CUATRO BANCOS MÁS GRANDES TENÍAN EL 53% DEL MERCADO. HOY, TIENEN EL 70%.
14 de agosto de 2015
Red star
Por qué es importante
La competencia en la industria bancaria es indispensable para que las familias y los negocios puedan financiarse a un costo razonable.

Cuando el Partido de los Trabajadores asumió el poder en 2003, prometió un mejor estándar de vida para la población brasileña. Por muchos años, esta promesa se cumplió. Sin embargo, recientemente, la economía entró en crisis afectando prácticamente de forma generalizada a todos los agentes de la economía. Todos, con excepción de los bancos, claro está. A continuación unas cifras que ilustran por qué una broma común en Brasil señala que el partido de Lula y Rousseff debería cambiar su nombre de Patrido de los Trabajadores a Partido de los Bancos.

  • Las utilidades combinadas de los cuatro bancos más grandes de Brasil se han incrementado en 850%, de USD 2.1 miles de millones a USD 20 mil millones en los últimos 12 años.
  • Las utilidades de los bancos concentran más de la mitad del total de las utilidades de la bolsa de valores de Sao Paulo en 2013 y 2014. Una década atrás, estos no superaban el 25%.
  • El retorno sobre el patrimonio de Itaú y Bradesco, los dos bancos privados más grandes (dos de los cuatro más grandes de Brasil), se ha mantenido consistentemente alrededor del 20%, el doble de lo que obtienen los bancos en Estados Unidos.

Tres son las razones que explican por qué a los bancos les va tan bien en Brasil, a pesar de que a la mayoría de la población le va mal.

  • En primer lugar, las tasas de interés son bastante altas, incluso tomando en cuenta el déficit fiscal y la inflación del país: para deuda de consumo son en promedio de 58.6% y para los negocios es de 27.5%. El spread financiero (la diferencia entre lo que los bancos cobran por los préstamos y lo que pagan por los depósitos) es de 30.7%.
  • En segundo lugar, la falta de competencia: el regulador parece estar cómodo con una industria compuesta por pocos bancos sólidos. Por ejemplo, cuando Lula entró al gobierno, los cuatro bancos más grandes tenían el 53% del mercado. Actualmente, tienen 70%.
  • En tercer lugar, el gobierno ofrece instrumentos que operan como mecanismos de protección para los los bancos como los bonos indexados que protegen a las entidades financieras de fluctuaciones en las tasas de interés, la inflación o el tipo de cambio. Cuando los bancos sienten que la economía se está deteriorando, simplemente contraen el crédito y se refugian en estos activos. 

Sin embargo, no todo es color de rosa para los bancos: la morosidad se ha incrementado significativamente. Actualmente, aproximadamente 56 millones de brasileños (la cuarta parte de la población) ya están en la lista negra de las centrales de riesgo por no haber podido cumplir con el pago de sus deudas.

No obstante, este resultado parecía inevitable considerando la velocidad a la que ha crecido el endeudamiento familiar y la cada vez mayor carga que el pago de las deudas con los bancos representa para las famlias brasileñas.

  • La deuda del sector privado se ha incrementado de 30% del PBI a 70% del PBI desde que Lula entró al gobierno. Este número es inferior al de economías desarrolladas como Estados Unidos o Alemania. Sin embargo, lo que hace insostenible estas cifras son las tasas de interés. 
  • Los hogares en Brasil destinan aproximadamente el 22% de su ingreso al pago de deudas según el Banco Central. Diversos estimados señalan que esta cifra sería de 31%. Un hogar en Estados Unidos, por su parte, destina en promedio solo 10% al pago de deudas.  

Existen varias similitudes entre el funcionamiento de la industria bancaria en Brasil y Perú, aunque también hay otras tantas diferencias. Quizás la más saltante es que, en Brasil, dos de los cuatro bancos más grandes son estatales. En cualquier caso, la experiencia brasileña puede servirnos para reflexionar qué tipo de manejo de finanzas personales se desea promover en el país y qué estructura de la industria bancaria y mecanismos de incentivos son los más apropiados para alcanzarlos. Es importante que el regulador se plantee esta reflexión pero más importante aún que lo hagamos los ciudadanos.