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Los inventores de hoy ya no son los de antes

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¿Está condenada la innovación a la recombinación de tecnologías ya existentes?
08 de mayo de 2015
Red star
Por qué es importante
El tipo de las invenciones de un país están relacionadas con la velocidad de su progreso económico.

Quienes siguen de cerca los procesos de la innovación y el desarrollo de la tecnología hacen bien en reconocer el rol que ha jugado el Internet para el desarrollo de nuevos productos y negocios que tienen un impacto positivo sobre las vidas de los consumidores.

¿Pero qué pasa con las vías de tren, el telégrafo, la fotografía, la telefonía fija, la industria del aluminio, la industria farmacéutica o incluso "la máquina voladora" que inventaron los hermanos Wright en 1906? ¿Acaso son diferentes o menos importantes que innovaciones como el smartphone o el ipad?

Por lo menos diferentes son. En un estudio reciente publicado en la Royal Society Publishing, Hyejin Youth y otros autores, analizan los registros de patentes en Estados Unidos entre 1790 y 2010. Sus resultados son interesantes:

  • En el siglo 19, casi la mitad de las invenciones eran de código de un solo dígito. Es decir, se trataban de "clases" o "tecnologías" distintas unas de las otras. A las invenciones de este tipo se les califica de "descubrimientos". A los procesos de innovación que conducen a estos inventos se les conoce como "de exploración" pues se trata del tipo que abre trocha sobre territorios no explorados anteriormente. A los líderes de estos esfuerzos se les consideraba como héroes.
  • Actualmente, el 90% de las nuevas patentes se refieren a invenciones que no crean nuevas tecnologías sino que las combinan para generar productos.  A las invenciones de este tipo se les conoce como "recombinaciones". A los procesos de innovación que conducen a estos inventos se les conoce como "de explotación" pues lo que buscan es sacarle el máximo provecho a las tecnologías existentes a partir de la combinación de estas con otras.

Los dos ejemplos más frecuentes para ilustrar la diferencia entre un descubrimiento y una recombinación son los trabajos de William Shockley Thomas Edison.

El primero, que fuera ganador del Premio Nobel de Física en 1956, inventó el transistor junto con Walter Brattain en los años 40, desde cero a partir del trabajo seminal de muchos de sus colegas y de él mismo. Se trataba claramente de un descubrimiento.

El segundo, por su parte, entre las más de mil invenciones que se le atribuyen creó el foco de luz, a través de la combinación de tres elementos que ya existían como la electricidad, un filamento, una placa y un globo de vidrio. Se traba claramente de una recombinación.

Existen razones obvias para que las recombinaciones sean más frecuentes que los descubrimientos, pues el número de combinaciones posibles siempre crece más rápido que el número de elementos sobre los cuales se forman las combinaciones.

Lo que sí resulta sorprendente es que, durante el siglo 19, los "descubrimientos" crecían a un ritmo exponencial que no se ha vuelto a ver. Hay quienes señalan que las "recombinaciones" son los "descubrimientos" de este siglo, algo así como el nuevo "normal". Sin embargo, hay quienes señalan que el período de crecimiento exponencial de los "descubrimientos" se podría retomar, especialmente cuando los científicos alcancen un dominio pleno sobre todas las posibilidades que ofrece la biotecnología. Si esto ocurre, es probable que volvamos a tener "héroes" como los del siglo 19 a los cuales admirar.