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El polémico Doing Business

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EL PRIMER MINISTRO DE LA INDIA QUIERE LLEVAR A SU PAÍS DEL PUESTO 130 EN EL DOING BUSINESS AL 30 PARA EL AÑO 2018.
02 de noviembre de 2015
Red star
Por qué es importante
El ranking Doing Business es utilizado como referencia en el mundo entero y por ello conocer su metodología de cálculo es muy relevante.

El retroceso en el ranking Doing Business de Perú ha motivado las críticas de las autoridades económicas. Para ellas, los últimos cambios metodológicos, que realizó el equipo del Banco Mundial responsable de la elaboración de este ranking, son los que explican la peor ubicación del país y no algún cambio en el ambiente de negocios.

Por supuesto que existen razones metodológicas de peso para dudar del ranking Doing Business. Sin embargo, las limitaciones del ranking no son nuevas ni desconocidas. De hecho, a pesar de ellos, por muchos años, las autoridades peruanas hablaron bien del ranking cuando los resultados eran favorables.

El principal problema del ranking, que busca mostrar cuán amigables son los sistemas regulatorios de los países, es que no se realiza sobre la base de consultas directas a los agentes económicos sino que, por lo general, se construye a partir de las opiniones de expertos. Como resultado de ello, el ranking tiene un sesgo hacia premiar las intenciones de las políticas de un gobierno antes que sus resultados. 

Esta característica, junto con el hecho de que el ranking se ha convertido en un punto de referencia mundial sobre la calidad del entorno de negocios de los países, ha generado una competencia entre los gobiernos por parecer antes que por ser. Es decir, por mostrar políticas con buenas intenciones antes que buenos resultados.

Por ejemplo, el Primer Ministro de la India se ha planteado llevar a su país del puesto 130 (2015) al 30 para el año 2018. Vladimir Putin, por su parte, tiene un objetivo igual de ambicioso: colocar a Rusia entre los primeros 20 del mundo (actualmente se ubica en el lugar 51). Y estos son solo un par de ejemplos de los muchos líderes que se fijan metas utilizando el ranking del Doing Business.

Este hecho resulta especialmente peligroso considerando que lo que dicen las normas respecto del clima de negocios de un país suele diferir mucho de la forma en la que estas se aplican (o no) en la economía. 

Sin embargo, ni el Doing Business era tan bueno ayer que nos mostraba resultados favorables como país, ni ahora es tan malo cuando no lo hace. Se trata de un indicador más, con sus ventajas y sus limitaciones, que no debe reemplazar al monitoreo permanente que las autoridades económicas deberían hacer respecto de la opinión que tienen los empresarios sobre la facilidad de hacer negocios en el país y sobre los principales obstáculos existentes para ello. Son estos finamente los que saben si los cambios regulatorios introducidos por el gobierno se quedaron en intenciones o generaron algún tipo de impacto.