La letra pequeña de la “economía del compartir”

28 de mayo de 2015
  •  Según los críticos de las empresas que participan del sharing economy, estas no eliminan a los intermediarios sino que crean uno más grande y poderoso.

 

La economía de compartir (o, sharing economy, por su nombre en inglés, ha vuelto multimillonarios a muchas empresas de Silicon Valley, ha transformado muchas industrias y en más de una ocasión han sido vistos con suspicacia por los gobiernos. Este es el caso de, por ejemplo, Uber y Airbnb, empresas que ya pertenecen al grupo de “empresas unicornio” (aquellas con valorización superior a los USD 1,000 millones).

Para quienes no conocen a profundidad el funcionamiento de empresas como Uber y Airbnb, estas parecen cumplir con la fantasía de cualquier emprendedor pues se trata de negocios en los que se genera ingresos a partir del alquiler de activos ajenos. Es decir, se trata de negocios en los cuales se hace plata, sin plata.

La forma en que consiguen hacer esto es adoptando la forma de una plataforma de transacciones que concentra múltiples ofertantes sin vínculos entre sí bajo una misma entidad corporativa y que ofrece servicios de forma masiva a un mercado muchísimo más grande que el que cualquier ofertante individual podría generar. 

Sutilmente lo que Uber y Airbnb parecen decirle al mercado es que facilitan el contacto directo entre personas propietarias y potenciales inquilinos temporales (en el caso de Airbnb) o entre choferes temporales con automóviles en perfecto estado con pasajeros que requieren un servicio (en el caso de Uber). Es decir, ambas empresas parecen prometerle al mercado la posibilidad de generar ahorros a partir de la eliminación de los intermediarios. 

Sin embargo, lo que ocurre en la práctica dista de la realidad. 

  • Los críticos más acérrimos de las empresas del rubro de la “economía del compartir” señalan que se tratan de negocios de extracción de rentas a costa de las personas que ofrecen sus servicios a través de sus plataformas. En su opinión, se trata de negocios que eliminan muchos intermediarios pero que crean uno mucho más grande y poderoso.
  • Los menos críticos de las empresas señalan que, si bien las empresas se presentan en el mercado como mucho más de lo que son, por lo menos son negocios capaces de crear de forma masiva trabajos de bajo ingreso (cercano al sueldo mínimo) con relativa flexibilidad.

Quizás por ello, tanto Uber como Airbnb han recibido en los últimos años alrededor del mundo críticas de parte de las asociaciones de taxistas, los gremios hoteleros, los operadores inmobiliarios y las mismas autoridades tributarias. Un punto clave alrededor del que giran estas críticas es si quienes participan por un período prolongado en las plataformas de estas empresas deben considerarse o no trabajadores de estas, especialmente si por cada transacción que completan la empresa recibe una comisión. Si se les considerara trabajadores formales, lo más probable es que estarían obligados a operar bajo las mismas condiciones que los actuales operadores del mercado, con lo cual buena parte de la oferta del valor de estos negocios desaparecería. 



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