La corrupción en el Perú debilita el Estado de Derecho

18 de julio de 2014
  • Perú tiene un Estado de Derecho débil dice el World Justice Project.
  • En el factor Ausencia de Corrupción del Índice de Estado de Derecho 2014 figura en puesto 79.

El Estado de Derecho en el Perú funciona débilmente según el último estudio de The World Justice Project en su Índice de Estado de Derecho 2014. Este Índice busca medir qué tan bien funciona el Estado de Derecho en 99 países del mundo, para lo cual analiza ocho factores: Restricción de los Poderes del Estado, Ausencia de Corrupción, Orden y Seguridad, Gobierno Abierto, Derechos fundamentales, Aplicación de la reglamentación, Justicia Civil y criminal. Perú aparece en el puesto 62 en el Índice General sólo por encima de Ecuador, Bolivia y Venezuela en la región. Los primeros lugares a nivel mundial son ocupados por países nórdicos como Dinamarca, Noruega y Suecia,  mientras que en la región Uruguay y Chile ocupan los primeros lugares.

De los ocho factores analizados, Perú obtiene mejor desempeño en dos de ellos. Uno vinculado a la Restricción de los Poderes del Estado (puesto 38 a nivel mundial) que mide a grandes rasgos el grado en el que quienes gobiernan son alcanzados por la ley. En este aspecto Perú aparece mejor gracias a la transición legal del poder. El otro factor favorable para Perú es el Respeto de los Derechos Fundamentales (puesto 34) gracias al respeto del derecho a la religión, la expresión y la privacidad.

Sin embargo, los factores en los que peor sale calificado son el de Ausencia de Corrupción (puesto 79) y Justicia Civil (puesto 83). La Corrupción aparece en todos los ámbitos siendo más fuerte en el Congreso, seguido del Poder Judicial, la Policía y en el mundo empresarial. Perú sólo aparece por encima de Venezuela y Bolivia en América Latina en este factor.

En cuanto a la Justicia Civil, que mide si los ciudadanos de un país pueden resolver sus conflictos a través del sistema legal de manera rápida y eficaz, Perú sale mal calificado debido a la demora en los procesos, los costos de transacción y, nuevamente, al nivel de corrupción en el sistema.



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