Carne de caballo: Un fraude alimentario común alrededor del mundo
- La carne de caballo tiene el mismo contenido proteínico que la carne de res, pero con menos grasa.
- Sin embargo, a diferencia de la carne de vacuno esta carne muchas veces no pasa por todos los controles sanitarios.
A inicios del año pasado, un escándalo alimenticio se desató en toda Europa debido a que dos plantas alimenticias elaboraban alimentos con carne de caballo en lugar de hacerlo con carne de res. Como resultado de ello, se cerraron las plantas alimenticias en Lancashire, Inglaterra, donde se encontraron alimentos como albóndigas de carne, pasteles de carne, y lasaña congelada que contenían carne de caballo en lugar de carne de res como figuraba en la etiqueta. El escándalo se propaló por toda Europa porque estos alimentos se distribuían por todo el continente.
Este bochornoso incidente hizo que las autoridades en el tema pusieran mayor rigor en el control de los insumos de los alimentos y que estos concordaran con lo que dijera en la etiqueta. Varios científicos han implementado una forma de detectar rápidamente la existencia de otro tipo de carne en los alimentos luego del testeo. El método es el de la espectrometría de la masa y consiste en analizar rápidamente una pequeña muestra y detectar si existe carne adulterada. Sin embargo, es utópico creer que todos los alimentos puedan pasar por esta prueba, por lo que es un problema que según las autoridades inglesas no puede solucionarse en pocos meses.
En Perú, la comercialización de carne de caballo es más común de lo que se cree. Cada año se incautan varias toneladas de este tipo de carne en lugares donde no se cumplen con los mínimos requisitos sanitarios por lo que su consumo en esos casos puede ser riesgoso. Sin embargo, es conocido también que algunas empresas de embutidos utilizan carne de equino para la elaboración de productos de ciertas líneas a menor costo, pero los consumidores son advertidos de forma apropiada, gracias a que en la etiqueta figura como insumo carne de equino. En realidad, la carne de caballo es apta para el consumo humano, siempre y cuando se cumpla con todos los requisitos sanitarios. En países de Europa como Francia y Bélgica se consume carne de caballo al igual que en países del Asia Central. La carne de caballo tiene el mismo contenido proteínico que la carne de res, inclusive con menor grasa. El problema viene en la adulteración y el engaño al consumidor.
