HISTORIAS
Los mejores padres son las aves
Desde un principio, las mujeres han asumido la labor del cuidado y crianza de los niños, mientras que los hombres se encargaban del sustento económico de la familia. En los últimos años esto ha empezado a cambiar, debido a los diversos movimientos feministas que cada vez se hacen más fuertes. Poco a poco, las parejas comienzan a compartir los deberes del hogar y la responsabilidad económica. La figura del padre que solo se dedica a la protección de los suyos frente a amenazas externas no solo se presenta en el hombre, sino que se repite en otras especies de mamíferos también. Sin embargo, las aves asumen la paternidad de una manera distinta, tal como lo reporta el Wall Street Journal en “Why bird fathers are superior”.
A diferencia de mamíferos como el oso grizzli que se come a sus crías, las aves cuidan a sus hijos desde el momento de su formación. Solo una pequeña porción de estas especies delegan casi toda la carga a las hembras. El 90% de las aves comparten las responsabilidades cuando se trata de sus crías. Los padres colaboran en la construcción de los nidos, la incubación de los huevos, la alimentación de la madre y su recién nacido, e incluso entrenan a sus hijos para que se conviertan en adultos independientes.
Estos descendientes de los terópodos (dinosaurios), cuyos cerebros son muy pequeños en apariencia, en verdad son capaces de grandes cosas como el desarrollo de un lenguaje propio, enseñar, recordar, aprender, contar, fabricar herramientas, engañar, discutir y consolar. Esto demuestra que en sus pequeños cerebros se llevan a cabo una serie de complejos procesos. Y una de las cosas que las aves hacen mejor que otras especies es ser padres.
Cuando llega el momento de la incubación de los huevos, los machos y las hembras se turnan durante el día y, en el caso del pájaro carpintero, se encarga del cuidado de los huevos en las noches, mientras que la madre descasa. Algunas aves macho no solo se ocupan de encontrar alimento para sus crías, sino que también las alimentan. Las Marbellas macho incluso usan su pico y cuello para crear una especie de tubo alimentador que entrega el alimento parcialmente digerido hasta la garganta de su cría. Y la Ganga Namaqua, de las zonas áridas de África, vuela hasta 32 kilómetros aproximadamente, hasta alguna fuente de agua, se sumerge y almacena agua en sus plumas (algunas cucharas de sopa), regresa con sus crías y estas beben de su plumaje.
Pero una de las principales tareas de los machos padres es enseñarles a sus crías a cantar. Las pequeñas aves atraviesan una etapa del lenguaje similar a la de los bebés cuando balbucean antes de hablar. El padre, pacientemente, enseña a sus hijos las melodías características de su especie. Las aves también presentan problemas con el lenguaje, algunas tartamudean o tienen dificultades al vocalizar. Luego de intensivas y cuidadosas lecciones, el polluelo empieza a imitar a su padre hasta que logra cantar como él.
La preocupación y devoción de las aves macho por sus crías es ciertamente admirable y sienta un ejemplo maravilloso que al menos los humanos podríamos imitar.
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