HISTORIAS
Nestlé responde a la escasez de agua con una planta que funciona sin ella
La sequía que ha azotado a California en el último año ha puesto en el debate la necesidad de aumentar los niveles de eficiencia en el uso del agua y de revisar la conveniencia de apostar por industrias que usan intensivamente el agua, como ha sucedido con la almendra. Sin embargo, como todas las crisis siempre generan oportunidades, también han surgido iniciativas para mejorar el nivel de aprovechamiento del recurso desde distintos frentes: la administración pública, los agricultores, los ciudadanos y las empresas.
En este último caso, Nestlé anunció el mes pasado que su fábrica de leche en Modesto, California, se convertirá en una fábrica AGUA CERO con una inversión de USD 7 millones, la cual debe estar lista en 2016. Esto significa que toda el agua que necesitará provendrá de derivados de los residuos de los alimentos que produce, por lo que reducirá al mínimo su necesidad de fuentes externas de agua.
Una de las ventajas implícitas en su proceso productivo es que para producir leche en polvo, extrae el agua, que es la que se planea purificar para luego orientar a otros usos, logrando un ahorro de unos 238 mil metros cúbicos de agua al año.
Para conseguirlo, usará tecnología que ya está utilizando en otras partes del mundo con el fin de hacer frente al desafío que tiene el mundo frente a la escasez de agua. El año pasado la empresa abrió su primera planta de leche AGUA CERO en Jalisco, México.
A eso se suman las inversiones que está realizando en tecnología innovadora para ayudar a reducir la cantidad de agua que utiliza en California en las cinco plantas embotelladoras de agua y cuatro instalaciones donde se fabrican alimentos para personas o los alimentos para animales, lo que le permitirá ahorrar otros 208 mil metros cúbicos al año.
Estos dos esfuerzos concretos forman parte del objetivo de mejorar el rendimiento operativo y el impacto de sus plantas en las cuencas hidrográficas en las que operan. En el caso particular del estado de California, de los 50 mil millones de metros cúbicos que se utilizan en todo el estado, las nueve plantas de Nestlé representan, según la empresa, menos de 4 millones de metros cúbicos. Sin embargo, están dispuestos a adaptar sus operaciones y su cadena de suministro para hacerlas más resistentes a la sequía y a probar soluciones que cuando funcionen compartirán con los demás.
El caso de Nestlé sirve para ilustrar lo que debería ser una tendencia hacia futuro en la preservación y gestión del recurso hídrico. Ojalá la propia empresa replicara esta iniciativa en sus operaciones en nuestro país y que eso incentive a que otras fábricas de leche opten por desarrollos tecnológicos que promuevan el ahorro del agua.
Este tipo de política debería ser una iniciativa del Estado que, por ejemplo, podría promover e incentivar cualquier proyecto empresarial que involucre el uso eficiente de los recursos hídricos. Y esto no solo en minería sino en todos los sectores productivos. No es necesario esperar una sequía como la que azota a California para comenzar a preservar mejor el cada vez más escaso recurso hídrico.
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