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Mentir no sería tan malo

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El 30% de los niños de 2 años tratan de engañar a sus padres de alguna forma. A los 3 años, el 50% hace lo mismo y se eleva a 80% a los 4.
21 de enero de 2016
Red star
Por qué es importante
Los niños que mienten son mejores en la teoría de la mente.

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos mentido. La mentira y que nos mientan es percibido de forma negativa. Sin embargo, un estudio señala que las mentiras deberían alegrarnos hasta cierto punto.

De acuerdo al estudio Theory of Mind Training Causes Honest Young Children to Lie, liderado por Kang Lee, un profesor de psicología de la Universidad de Toronto, la mentira sería un signo del progreso cognitivo y que empezaría a temprana edad. Es comparado incluso con caminar y hablar. 

Según este, el 30% de los niños de 2 años que ya pueden hablar tratan de engañar a sus padres de alguna forma. Este porcentaje se eleva mediante avanza la edad. A los 3 años, el 50% hace lo mismo y se eleva a 80% al llegar a los 4. Finalmente, al tener entre 5 y 7 años, el niño ya ha tratado o trata de mentir.

Esto significa que mentir no es raro cuando se es pequeño y es más, los niños que mienten suelen presentar una ventaja cognitiva frente a los que dicen la verdad.

El doctor Lee asegura que para poder mentir se necesita de dos cosas. Lo primero es la capacidad de saber qué es lo que sabe y no sabe la persona a la cual se le miente. A esto se le llama teoría de la mente. Los niños que son mejores en esto, son mejores mintiendo.

El segundo requerimiento es la función ejecutiva. Es la capacidad de poder planear y frenar acciones no deseadas. Todos los niños con menos de tres años que mienten tienen esta parte más desarrollada. Específicamente, la capacidad de no optar por la verdad y empezar a mentir.

Junto a un equipo de investigadores de Canadá, Estados Unidos y China, Lee dividió en dos grupos a 58 preescolares chinos. La mitad recibió 6 sesiones de entrenamiento en teoría de la mente y los otros, 6 sesiones de resolución de problemas para incrementar la función ejecutiva.

Finalizado el proceso, se encontró que los niños que recibieron ayuda en la teoría de la mente, no solo se habían vuelto mejores mintiendo, si no que eran mejores que los del otro grupo y los efectos duraron un mes.

Por tanto, ya saben, la próxima vez que su hijo o hermano les mienta, además de pensar en el castigo hay que considerar que puede que tenga a un experto en la teoría de la mente en casa.