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Grobocopatel: de la soja a la biotecnología

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01 de junio de 2015
Red star
Por qué es importante
La tecnología será cada vez más utilizada en la agricultura

Gustavo Grobocopatel tiene 53 años y es conocido como “el rey de la soja” en Argentina. Gracias a su gestión, que hoy se estudia en las escuelas de negocios más importantes del mundo como Harvard, el negocio agrícola familiar fundado por su padre, Los Grobos, se convirtió en una multinacional. 

 

Las claves del éxito de la gestión de Grobocopatel son dos:

 

  1. En primer lugar, su modelo de negocio se centra en la gestión de las tierras y no en la propiedad de estas o de la maquinaria que las trabaja. Gracias a este modelo, Los Grobos ha podido pasar de ser dueño y controlar el aprovechamiento de alrededor de 1,000 hectáreas a gestionar campos propios y de terceros con una superficie que supera las 350,000 hectáreas.
  2. En segundo lugar, el uso intensivo de la tecnología. Desde que asumió la gestión de Los Grobos, Grobocopatel ha apostado por el uso de la tecnología en su manejo agrícola. Por ejemplo, desde hace ya muchos años utiliza semillas transgénicas y realiza una agricultura sin labranza o de siembra directa

A pesar de su éxito empresarial y del gran potencial que ve para la agricultura, “el rey de la soja” está en plena reorganización de sus negocios para migrar de la producción de granos a la prestación de servicios de biotecnología y siembra de precisión.

 

En alianza con INVAP, la empresa estatal de tecnología satelital argentina, acaba de fundar Frontec S.A., una empresa que se dedicará al desarrollo de tecnología aeroespacial aplicada al sector agropecuario y cuyo primer proyecto sería el desarrollo de un software de adquisición y procesamiento de imágenes. A través de las imágenes satélitales, Grobocopatel espera poder determinar la calidad del suelo y los rendimientos de cada campo para así poder optimizar la densidad de las semillas utilizadas y la cantidad de fertilizante por aplicar. Así, se espera poder incrementar las utilidades de los agricultores en hasta 30%.

 

Para Grobocopatel, para poder modernizar la agricultura y resolver los problemas de seguridad alimentaria, pobreza rural y degradación ambiental, los países deben pensar y operar los campos agrícolas como fábricas sin chimeneas que no emiten dióxido de carbono sino que lo consumen; que usan la energía renovable del sol; que permiten mantener a la población en las zonas rurales; y que permiten asegurar estándares de vida dignos para los agricultores.