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La industria azucarera habría estado pagando para que los investigadores acusen a las grasas como responsables de las enfermedades cardiacas, en los últimos 50 años.
16 de septiembre de 2016
Red star
Por qué es importante
El financiamiento de la investigación científica pone en riesgo la independencia de criterio que debe asistir a cualquier investigador, y lo peor es que los resultados que consiguen publicar pueden ser incompletos.

Esta semana se supo que en los EE.UU. durante 50 años, la industria azucarera habría estado pagando a investigadores de la Universidad de Harvard para que orienten la puntería a la grasa, antes que al azúcar en la dieta de los enfermos cardiacos.

Se trata de una investigación de Marion Nestle, de la Universidad de Nueva York, quien durante 10 años hizo un trabajo de seguimiento de los estudios financiados por la industria de alimentos y encontró que el 90% de los cerca de 170 estudios que analizó fueron a favor de los intereses del patrocinador.

El artículo de NPR, titulado, Sugar Shocked? The Rest Of Food Industry Pays For Lots Of Research, Too, cuestiona el alcance de la influencia de la industria sobre los resultados de investigaciones de alimentos y nutrición.

  • La empresa Welch Foods que produce el jugo de uva Welch, logró que una investigación señalara que el consumo de jugo de uva Concord diaria puede mejorar la función cerebral.
  • La empresa Quaker Oats, llegó a la conclusión que "el desayuno avena caliente mantiene lleno por más tiempo."

Esta no es la primera vez que se conoce que esto está ocurriendo. El año pasado, según recuerda NPR, el New York Times, reveló cómo Coca-Cola estaba financiando científicos y organizaciones de alto perfil promoviendo un mensaje que, en la lucha contra el aumento de peso, la gente debe prestar más atención al ejercicio y menos de lo que comen y beben, lo cual obligó a la empresa a revelar sus inversiones en investigación científica.

Para el periodista Michael Moss, citado en el artículo, el financiamiento de la investigación científica pone en riesgo la independencia de criterio que debe asistir a cualquier investigador, y lo peor es que los resultados que consiguen publicar pueden ser incompletos, o los estudios haber sido diseñados para conducir a una conclusión deseada.

En cualquiera de los casos todo eso es mala investigación.

Así lo demostró el periodista científico John Bohannon en 2015, cuando destacó el caso de un estudio que fue original y premeditadamente mal diseñado y que concluyó que comer chocolate puede ayudar a perder peso. Inmediatamente, los medios de comunicación se volcaron a difundir sus conclusiones.

Así que hay que tener cuidado antes de creer todo lo que dicen los estudios que están siendo financiados por las industrias de alimentos.