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Una solución a la basura electrónica
En un artículo anterior hemos hablado sobre la basura electrónica, también conocida como Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Como su nombre lo indica, esta basura está compuesta por artículos en desuso (o sus partes) tales como celulares, tablets, laptops, computadoras, televisores, refrigeradoras, etc. Dada la velocidad actual del cambio tecnológico, estos productos son desechados cuando entran en desuso y no tienen valor de rescate. Por ejemplo, cada vez que se anuncia un iPhone, los fieles usuarios del smartphone de Apple no demoran en adquirir el nuevo modelo, y los modelos usados que no han sido vendidos o regalados acaban en la basura.
Debido al daño que estos residuos pueden causar al suelo, al agua y a las personas, y a que no son biodegradables, su disposición requiere un tratamiento especial. Al igual que muchos países, el Perú cuenta con un Reglamento Nacional para la Gestión y Manejo de Residuos Eléctricos y Electrónicos, publicado en 2012, el cual obliga a recoger estos artículos en desuso a las empresas que los venden. Sin embargo, ni las empresas ni los usuarios desechan adecuadamente los RAEE.
Si los RAEE no pueden degradarse como otros tipos de basura, entonces, ¿cuál es su destino? Las decenas de toneladas de basura electrónica producidas anualmente terminan apiladas en diversos lugares alrededor del mundo, contaminando el respectivo ambiente. Tomando en cuenta la tasa de producción de los RAEE debido al vertiginoso cambio tecnológico, la acumulación de estos desechos tendrá efectos catastróficos sobre el planeta y su población.
¿Qué es lo que se puede hacer con los RAEE? Recordemos que la mayor parte del resto de la basura es biodegradable, y ya hay diversas iniciativas para el tratamiento de estos desperdicios. Los RAEE no son biodegradables, así que su tratamiento requiere contemplar otras opciones como colocarlos en un cohete y arrojarlos al espacio exterior. Sin embargo, un instituto alemán ha enfocado el problema por una arista diferente.
Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT) se encuentra trabajando en el desarrollo de componentes electrónicos que se pueden convertir en compost. Están lejos de elaborar dispositivos electrónicos enteros biodegradables, pero ya han creado OLEDs (diodos orgánicos emisores de luz) y otros componentes impresos. El grupo de investigadores usa semiconductores, tintes hechos de extractos vegetales y aislantes hechos de gelatina. Después de ser usados, los componentes pueden ser descartados y ser convertidos en compost.
Como son biodegradables, estos componentes no tienen la misma larga vida que sus contrapartes inorgánicas. Sin embargo, están siendo diseñados teniendo el ciclo de vida de los aparatos electrónicos en mente. Si tomamos en cuenta la filosofía de la obsolescencia programada, este ciclo de vida es cada vez más corto. Esto también implica que los investigadores deben pensar en cómo convencer a los fabricantes tecnológicos de que adopten esta solución amigable con el medio ambiente y qué hacer con aquellas economías que dependen del negocio del desecho y reciclaje de basura electrónica.
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