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Las cámaras y los estacionamientos para discapacitados

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¿Es posible que los peruanos cumplamos las normas sin necesidad que nos estén vigilando?
19 de mayo de 2015
Red star
Por qué es importante
Los ciudadanos valoran mucho su reputación. Este hecho puede aprovecharse para hacer cumplir mejor las normas.

Recientemente, la Municipalidad de San Isidro instaló un sistema de cámaras de video frente a los estacionamientos para discapacitados conectados a las redes sociales, con el fin de disuadir a los choferes que no son discapacitadaos a utilizarlos indebidamente. ¿Por qué lo hizo? ¿Será efectiva la medida?

La Municipalidad de San Isidro deseaba evitar un comportamiento negativo (que el estacionamiento de discapacitados sea ocupado por quien no lo es) o, visto de otra manera, deseaba promover el respecto de la ciudadanía respecto de estos espacios. Tenía dos opciones disponibles. 

  • La primera opción disponible era introducción de incentivos económicos. A lo largo de los años, los gobernantes han introducido diversas multas, impuestos o tasas para hacer que los ciudadanos cooperen. Por ejemplo, los impuestos al consumo residencial del agua o de combustible buscan promover un uso más responsable de los ciudadanos. Algunos gobiernos han ido incluso más allá y han optado por pagarle a las personas para cooperar, como en el caso de los programas de incentivos económicos para la vacunación de niños. Es decir, el Municipio de San Isidrio podría haber introducido multas altas a quienes ocupen los estacionamientos para discapacitados indebidamente o habría podido pagarle a los ciudadanos para que no lo hagan.
  • La segunda opción disponible era la introducción de incentivos no económicos para la cooperación que afecten a la reputación. Por ejemplo, haciendo transparentes las acciones de las personas, ya sea que estas sean de cooperación o no. Cuando las acciones positivas de una persona son visibles, esta puede obtener un beneficio positivo sobre su reputación. Cuando se trata de acciones negativas, el perjuicio potencial a la reputación puede servir de incentivo para un cambio de comportamiento.

Con la introducción de las cámaras de video y la conexión a las redes sociales, la Municipalidad de San Isidro eligió la segunda opción.

La buena noticia es que, con el paso del tiempo, cada vez se constata una menor capacidad de los incentivos económicos para promover la cooperación. En un reciente estudio publicado en el journal Current Opinion in Behavioral Sciences, se encontró precisamente esto, en gran medida porque muchas veces el incentivo económico no llega a ser lo suficientemente alto como para motiva un cambio de comportamiento. En contraste, los incentivos no económicos que afectan la reputación cada vez muestran mayor efectividad. Es decir, la Municipalidad de San Isidro ha apostado al caballo ganador con su reciente medida. Felicitaciones por eso. Lamentablemente, este tipo de acciones, si bien resuelven con gran efectividad pequeños problemas, son difíciles de escalar. El reto de conseguir que los peruanos como los ciudadanos nos portemos bien aunque nadie nos vea todavía está pendiente. Una gestión tan innovadora como la que está mostrando la Municipalidad de San Isidro quizás tenga algunas ideas para afrontarlo. Tiene tiempo pues su mandato recién empieza.