IDEAS
¿Funciona la lectura veloz?
En nuestra nota titulada Estrategia para leer más libros en menos tiempo, destacamos un método de lectura veloz, que se basaba no en leer más páginas por minuto, sino en aprender a no necesitar leer todo el libro, para enterarse de su contenido. Y es que el afán de poder leer más rápido no es nuevo, y por lo menos hay que remontarlo a 1956, cuando Evelyn Wood, lanzó su programa de Lectura Dinámica en los EE.UU., hasta ahora que hay aplicaciones y tecnologías para los smartphones que nos ayudan a leer más rápido.
Por estudio, trabajo, o simplemente porque hoy en día todo se hace rápido, la gente tiene menos tiempo para disfrutar de la lectura como se hacía antes, hoja por hoja, capítulo por capítulo y libro tras libro.
La mejor evidencia son los formatos de los medios de comunicación que están diseñados para prácticamente dar pastillas de las noticias, antes que presentar todo su contenido. Y los libros, que la gente los sigue comprando para cuando tenga tiempo de poder leerlos, pero, cada vez es más frecuente que la gente pase con el mismo libro en la cabecera durante varios meses.
¿Qué tanto pueden ayudar los sistemas de lectura veloz a evitar que se pierda el hábito de la lectura?
Precisamente, un estudio denominado “So Much to Read, So Little Time, How Do We Read, and Can Speed Reading Help?”, elaborado por Keith Rayner, Elizabeth Schotter, Michael Masson, Mary Potter y Rebeca Treiman, y publicado en el Psychological Science in the Public Interest, concluye que leer con estos métodos sirve para sacar el mínimo de información de los textos. Esto significa que pueden ayudar a saber más o menos de qué se trata su contenido, o cuáles son las ideas generales, pero es imposible que permitan extraer el contenido esencial, más allá del superficial de los textos.
El objetivo del estudio fue demostrar la eficiencia de los métodos de lectura rápida para los estudiantes.
El resultado permitió demostrar un conflicto entre velocidad y precisión sobre el contenido, lo que significa que pasar de 250 a 500 o 750 palabras por minuto con algún método, hace imposible que el lector pueda obtener si quiera un nivel de comprensión moderado. Esto se debe a que, generalmente, las técnicas buscan hacer de la lectura algo más práctico, minimizando minimizar el ratio de palabras leídas por movimiento del ojo.
Sin embargo, el estudio muestra que esto es imposible. Nuestro ojo, si bien sumamente desarrollado, solo puede absorber a lo mucho una palabra por mirada. Por tanto, por más esfuerzo que hagamos para multiplicar esto, nuestra naturaleza no nos lo permite. Además, se demostró también que las personas que creen que pueden maximizar esto, llegan a comprender muy poco de lo que leen.
Avisados estamos.
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