IDEAS
La obesidad podría ser contagiosa
Cuando tienes un papá que es gordo y tú eres flaco, es inevitable escuchar y recibir ciertos comentarios. Yo he visto como le cuesta a mi papa correr, la fatiga que a veces le causa moverse mucho, y son dos cosas que me gustaría evitar mientras envejezco. Además, nunca me ha atraído la idea de encadenarme a una dieta. Con esto en mente, escucharlo decir que cuando joven, él era delgado, me genera terror y hace cuestionarme si efectivamente la delgadez o la gordura es un asunto de genética.
Sin embargo, ¿Qué pasaría si los genes no estuvieran involucrados del todo? ¿Qué ocurriría si la simple convivencia con alguien subido de peso podría llevarme a volverme gordo?
Esto último es lo que sugiere un nuevo estudio publicado en Nature, llamado “Culturing of ‘unculturable’ human microbiota reveals novel taxa and extensive sporulation”, sobre el cual se inspira esta nota, en el que se llegó a la conclusión de que la obesidad era, en cierta medida, contagiosa porque las bacterias del intestino que se dice que provocan aumento de peso, están en el aire. Si esto es así, no solo la obesidad sino otras enfermedades podrían ser activadas por cambios en las bacterias intestinales.
Esto se debe a que el estudio descubrió que casi un tercio de las bacterias qué viven en el estómago humano producen esporas. Estas son una forma de hibernación bacteriana que permite que las especies permanezcan dormidas por largos periodos de tiempo, de forma que puedan sobrevivir. Gracias a esto, las bacterias producidas en el estómago podrían sobrevivir en el aire y, además, podrían pasarse entre personas. El estudio afirma que las bacterias podrían ser ingeridas, y una vez dentro del sistema, podrían afectar a bacterias saludables dentro de nuestro sistema.
Esto explica por qué hay enfermedades que se pasan entre familias. Precisamente, no sería la culpa únicamente de los genes, a los cuales estamos tan acostumbrados a ver como la explicación de nuestros males. Al menos en lo que concierne a la obesidad, esta podría ser provocada por la convivencia con personas subidas de peso.
Estudios anteriores hechos por la Universidad de Washington habían encontrado que implantar bacterias estomacales de un ratón obeso a uno normal, causaba que el segundo subiera de peso. Sin embargo, el nuevo estudio descubrió precisamente que no necesitaban ser directamente ingeridos, sino que basta con que existan en el aire para que afecten a una persona.
Sin embargo, existe una buena noticia para no alejarnos de los gorditos. Los científicos que hicieron el estudio están convencidos que además de seguir estudiando, hay que buscar la manera de reestablecer el equilibrio en los intestinos de las personas sanas.
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