NÚMEROS
Comiendo lo mismo, hace 20 años serías más flaco
Cada vez es menos frecuente escuchar a alguien decir a otra persona: tan flaca como tu madre a tu edad; o, tienes la cintura de avispa que tenía tu madre. Y es que salvo las chicas que participan en concursos de belleza que atribuyen su delgadez a su genética, antes que ha que no prueban bocado, ya casi no hay nadie que pueda decir que su carga genética le permite no engordar.
Todo lo contrario, cada vez más, oímos decir sobre todo a las mujeres que hasta el aire las engorda.
Parece que la explicación detrás de este cambio y de que cada vez haya menos mujeres con cintura de avispa que no tengan que realizar ningún esfuerzo para tenerla, tiene que ver con una serie de factores que han cambiado a lo largo del tiempo.
De acuerdo a un reciente estudio denominado Secular differences in the association between caloric intake, macronutrient intake and physical activity with obesity, publicado en el journal Obesity Research & Clinical Practice, el peso corporal está influenciado hoy en día por el estilo de vida, la contaminación del medio ambiente, el uso de medicamentos, la genética, los horarios de alimentación, las bacterias intestinales, el estrés y hasta la exposición a la luz del sol.
Entre los factores que podrían explicar por qué hoy pesamos más a pesar de que comamos lo mismo destacan:
- El smoke,
- Los cambios en el microbioma, en particular, las bacterias intestinales,
- El mayor consumo de carne de animales expuestos a antibióticos y hormonas de crecimiento acelerado,
- La mayor cantidad de productos químicos y pesticidas que se usan en el campo,
- El uso de preservantes en los alimentos envasados,
- El incremento del consumo de antidepresivos; o,
- La gran cantidad de edulcorantes que consumimos en los distintos alimentos.
Nada de esto era tan generalizado cuando nuestros padres eran jóvenes y probablemente eso explique la mayor cantidad de hombres barrigones o mujeres sin mucha cintura que caminamos por la calle. Precisamente, son esos cambios los que han querido visibilizar Ruth Brown, Arya Sharma, Chris Ardem, Pedi Mirdamadi, Paul Mirdamadi y Jennifer Kuk, investigadores de la Universidad de York, quienes han logrado determinar que nuestros padres tenían mayor facilidad para evitar el aumento de peso. Esto significa que podían comer más y hacer menos ejercicio y no engordaban tanto como lo hacemos ahora.
Lo que no se conocía hasta ahora es que no era suficiente la dieta y el ejercicio para bajar de peso, sino que en el largo plazo eso podría ser insuficiente.
El estudio tuvo a la vista datos de la dieta de casi 36,400 adultos estadounidenses recogidos por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición entre 1971 y 2008 y los datos disponibles de frecuencia de actividad de 14,419 adultos entre 1988 y 2006. A partir de esta información establecieron que personas que consumían una misma dieta y realizaban la misma actividad física eran 5% más pesados en 2006 que en 1988.
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