NÚMEROS
La ilusión de migrar a la ciudad
El análisis respecto de los flujos migratorios por lo general está cargado de optimismo. Por ejemplo, la expansión de ciudades como Londres y Nueva York son historias de progreso creciente y prosperidad. En Perú, decenas de libros han sido escritos para elogiar el éxito y el progreso que han alcanzado quienes en su momento apostaron por trasladarse del campo y la ciudad.
Veamos las cifras:
- A mediados del siglo 20, un tercio de la población vivía en las ciudades. Hoy, más de la mitad lo hace.
- Cada día que pasa, aproximadamente 200 mil personas en todo el mundo se mudan del campo a la ciudad.
- El 90% del crecimiento urbano tiene lugar en países en desarrollo, donde hasta un tercio de la población vive en pueblos jóvenes o en asentamientos humanos donde vive en condiciones precarias y expuesta a altos riesgos.
En este contexto, es indispensable entender cada vez mejor las implicancias de los procesos migratorios para poder tomar las acciones necesarias para que el sueño de vivir en la ciudad no termine convirtiéndose en una pesadilla para millones de personas.
- En primer lugar, un estudio de Remi Jedwab y Dietrich Vollrath encuentra que, si bien existe una relación positiva entre la urbanización y el desarrollo económico de un país, la correlación es bastante baja. Es decir, más personas viviendo en las ciudades no asegura mayor desarrollo económico para el país o mejor calidad de vida para la población.
- En segundo lugar, la migración genera tanto externalidades positivas como negativas. En el ámbito positivo, destacan las menores distancias para el movimiento de bienes, la diseminación de las ideas y el impulso a la creatividad. En el ámbito negativo, destacan los altos niveles de criminalidad y congestión así como la mayor propagación de enfermedades.
- En tercer lugar, independientemente del impacto que tenga la migración sobre el desarrollo económico de las ciudades o de cuál sea el saldo neto de las externalidades que genera, la migración ejerce una presión importante tanto sobre los gobiernos nacionales como los locales.
Es decir, para poder asegurar la sostenibilidad de esos movimientos migratorios, es indispensable contar con gobiernos locales con una institucionalidad adecuada, personal competente y dinero suficiente para hacer frente a las mayores demandas de la población. Lamentablemente, estos aspectos suelen estar ausentes en una porción importante de ellos.
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