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La "crisis" de las aplicaciones de citas románticas
Cuando Tinder y Hinge, aplicaciones que sirven para conseguir citas románticas se lanzaron al mercado, fueron todo un éxito porque ofrecían la posibilidad de divertirse y, eventualmente, conseguir a la media naranja que toda persona busca. Sin embargo, como señala un reciente artículo de The Atlantic, titulado The Rise of Dating-App Fatigue, actualmente muchos usuarios las están encontrando frustantes.
De acuerdo al artículo, el problema es que más allá de la tecnología, el ser humano sigue buscando conexión humana real y no solo vive hambriento de sexo fácil. En la práctica se sigue queriendo lo que involucraba una cita de esas de antaño: romanticismo y contacto personal, mientras se pasa un buen rato. Probablemente, eso explique que luego de los lanzamientos de diversas aplicaciones que promueven citas en línea a partir de 2012, estas han perdido su encanto y se han convertido en un recurso más para conectar gente en busca de amor y sexo.
La valoración de si funcionan o no depende de para qué se usan. Para buscar una relación permanente o solo para encontrar a alguien para tener contactos casuales. De acuerdo al artículo, de hecho estas aplicaciones ayudan a encontrar contactos pero no necesariamente citas o relaciones.
Quienes advierten haber encontrado relaciones serias señalan que tuvieron que buscar mucho y encontrar a muchos “sapos” antes de dar con alguien que valga la pena.
Finalmente, están quienes consideran que las plataformas de búsqueda de citas están llenas de personas que solo buscan sexo fácil y por lo tanto no tienen credibilidad promoviendo citas en serio.
Esto significa que a diferencia de lo que estas aplicaciones sugieren en el sentido que encontrar citas es muy fácil, todo indica que no es así. No solo hay que ingresar una gran cantidad de información, sino que hay que tener paciencia, ponerle atención, dedicarle tiempo y a veces solo para quedar frustrados y agotados.
Para muchos, lo que pareciera que ha ocurrido es que todos los que se activaron en estas aplicaciones ya consiguieron sus citas, y casi no queda nadie o quienes han quedado son los despitados y los que nadie quería conocer. Esto hace que el sistema haya perdido la emoción que tuvo al inicio.
Sea cual sea el caso de quienes se sienten frustrados, no hay que descartar que el problema no sea de la tecnología, dado que esta no entra en crisis, quienes lo hacemos somos las personas. Quizá lo mejor sea no poner todos los huevos en una sola cesta y, antes de perder la esperanza en encontrar al “príncipe”, hay que usar todas las estrategias posibles: desde las más convencionales hasta las que lo son menos.
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