HISTORIAS
Las fórmulas para políticas públicas no siempre funcionan
Uno de los grandes problemas cuando se diseñan políticas públicas es que hay dos tipos de conclusiones a las que siempre se llegan de forma facilista: (i) es un asunto de presupuesto o (ii) es un problema de exceso de trámites.
En ambos casos, los políticos se ponen a la tarea y buscan resolver el problema original atacando alguna de estas presuntas causas. Siguiendo con el ejemplo, aumentando el presupuesto del área responsable de proveer el bien o servicio o relajando y flexibilizando los trámites para conseguir algún tipo de aprobación que permita desarrollar una actividad o negocio.
Lo malo de esta forma de aproximarse a las políticas públicas es que muchas veces no se llega a atacar las causas subyacentes y los legisladores o gobernantes se pierden en decisiones que no resuelven el problema original.
Precisamente, eso es lo que está ocurriendo con un proyecto de ley en el Congreso estadounidense (21st Century Cures Act), que ya fue aprobado por la Cámara de Representantes, por 392 votos a favor y 26 en contra, y ahora está en el Senado, y de ser el caso, será firmado por el presidente Barack Obama.
Se trata de una iniciativa que acelera las aprobaciones de medicamentos por la Food and Drug Administration (FDA), sin que se hayan percatado que el problema no sería de regulación sino de la ciencia que no logra cumplir con los ensayos clínicos necesarios o estos no son exitosos.
La norma contempla el incremento de la financiación para la investigación biomédica por USD 6 mil millones, gracias a lo cual USD 5 mil millones serán asignados a los Institutos Nacionales de Salud para investigación y el desarrollo de programas estatales de abuso de sustancias, además de fortalecer la privacidad de los pacientes en los estudios médicos y fomentar un mejor intercambio de datos entre los científicos.
Sin embargo, también hay que decirlo, según un informe del portal Pacific Standard, titulado The FDA Is Not Hindering Medical Progress, el financiamiento debe ser gastado en programas específicos, como el que promueve el vicepresidente Joe Biden contra el cancer. Además, el dinero proviene de un fondo de Obamacare que apoya importantes esfuerzos de salud pública como los programas contra el tabaquismo y la prevención de la enfermedad de Alzheimer.
Finalmente, el proyecto de ley también relaja la regulación que obliga a las compañías farmacéuticas a denunciar ciertos tipos de pagos que hacen a los médicos, tales como cubrir los costos de libros de texto, revistas médicas y cursos.
Las voces críticas del proyecto que incluyen a los senadores Elizabeth Warren y Bernie Sanders, argumentan que las disposiciones de la FDA son un regalo para las compañías farmacéuticas, permitiendo a esas compañías comercializar fármacos sin proporcionar pruebas rigurosas de que realmente ayudan a los pacientes.
Desde esa perspectiva, lo que se debería hacer es asegurarse que los fármacos que se aprueben son seguros y efectivos para las personas, antes que preocuparse de flexibilizar los requisitos que lo garantizan.
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